El Gobierno francés ha remitido a la Comisión Europea un proyecto de ley para obligar a los distribuidores minoristas a informar a los consumidores en casos de reduflación (‘shrikflation’), cuando se mantiene el precio de un producto, pero se reduce la cantidad vendida del mismo.
Según ha adelantado la cadena gala BFMTV, los distribuidores deberán advertir de la reducción de producto bien «directamente en el embalaje o en una etiqueta adherida o colocada cerca» donde el consumido pueda leer el cambio en las cantidades y el precio.
Este aviso deberá estar escrito de forma «visible y legible», es decir con caracteres del «mismo tamaño que el utilizado para indicar el precio del producto», aunque no se aplicará en casos de alimentos envasados en cantidad variable y los alimentos a granel.
Según el borrador del proyecto, las infracciones se sancionarán con una multa administrativa de hasta 3.000 euros para una persona física y de hasta 15.000 euros para las personas jurídicas.
La normativa, que en ausencia de comentarios de Bruselas podría empezar a aplicarse a finales de marzo de 2024, afectaría a tiendas con una superficie de venta superior a 400 metros cuadrados, mientras que las tiendas de conveniencia no se verían afectadas.
«Es una estafa, es un escándalo», afirmaba el pasado septiembre Bruno Le Maire, ministro de Economía de Francia, quien prometió entonces medidas gubernamentales para frenar una práctica en aumento. «No estamos aquí para llenar los bolsillos de los gigantes industriales», añadió.