El mercado laboral se ha mostrado hasta el momento como uno de los puntales que sostienen la economía de la zona euro frente a las presiones inflacionistas y la desaceleración de la actividad, aunque se aprecian las primeras señales de cambio y de que el enfriamiento de la economía empieza a afectar también al empleo, según ha advertido Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).
«Hay señales de que la situación está cambiando», ha señalado Guindos este lunes en Madrid durante un acto de IE University, donde ha advertido de que, si bien la tasa de paro de la zona euro se situó en agosto en el mínimo histórico del 6,4%, se están creando menos puestos de trabajo nuevos, incluso en los servicios, «lo que sugiere que el enfriamiento de la economía se está trasladando gradualmente al empleo».
Asimismo, para el exministro español de Economía, los riesgos para las perspectivas de crecimiento «se inclinan a la baja», ya que la actividad podría frenarse más si los efectos de la transmisión de la política monetaria resultan más fuertes de lo esperado o si la economía mundial se debilita aún más, mientras que se han intensificado importantes riesgos geopolíticos que empañan las perspectivas.
«Esto puede dar lugar a que las empresas y los hogares se vuelvan menos confiados y más inseguros sobre el futuro, y frenar aún más el crecimiento», ha apuntado.
En este contexto, Guindos ha defendido la decisión del Consejo de Gobierno del BCE de mantener sin cambios los tres tipos de interés oficiales señalando que los aumentos anteriores de los tipos de interés continúan transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación, lo que está contribuyendo a reducir la inflación.
«Consideramos que los tipos de interés oficiales del BCE se encuentran en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente al retorno oportuno de la inflación a nuestro objetivo de medio plazo del 2%», ha afirmado el español, repitiendo las palabras de Christine Lagarde la semana pasada.
En este sentido, ha recordado que para la reunión de diciembre el Consejo del BCE contará con los datos de crecimiento del PIB para el tercer trimestre del año, las cifras de inflación de octubre y noviembre y una nueva ronda de proyecciones, por lo que seguirá adoptando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel apropiado y la duración de la restricción.
Por otro lado, ha reiterado que, a medida que la crisis energética se desvanece, los gobiernos deberían seguir retirando las medidas de apoyo desplegadas con el fin de evitar un aumento de las presiones inflacionarias a medio plazo, que de otro modo exigirían una política monetaria aún más estricta.
«Las políticas fiscales deben diseñarse para hacer que la economía de la zona del euro sea más productiva y reducir gradualmente la elevada deuda pública», ha sugerido.