El Banco Central Europeo (BCE) confía en que la tasa de inflación de la zona euro se moderará de manera significativa hacia finales de año, una vez revertido el impacto de la subida de los precios de la energía, mientras que confía en que la tasa subyacente haya tocado techo en la primera mitad de 2023.
«Lo que tenemos en nuestras proyecciones es que la inflación debería bajar bastante más adelante este año», ha señalado el economista jefe del BCE, Philip Lane en una entrevista publicada por el banco central, aunque el economista irlandés ha admitido que la vuelta al objetivo del 2% «está programado esencialmente para 2025».
En cualquier caso, el ejecutivo del BCE ha subrayado que, si bien la inflación puede subir y bajar por factores globales, el BCE no puede sentarse pasivamente y aceptar que la inflación seguirá siendo demasiado alta o demasiado baja. «Tenemos que actuar», ha sentenciado.
Por otro lado, en un artículo del próximo boletín del BCE, los economistas de la institución apuntan que la mayoría de las medidas muestran signos de relajación de la inflación, aunque la tasa subyacente sigue siendo alta.
No obstante, destacan que los datos sobre inflación subyacente mediana y media sugieren que «probablemente alcanzó su punto máximo en la primera mitad de 2023», aunque reconocen que todavía existe un alto grado de incertidumbre al respecto.
La tasa de inflación interanual de la zona euro retrocedió dos décimas en julio en comparación con el mes anterior, alcanzando así el 5,3%, lo que supone el menor encarecimiento de los precios desde enero de 2022.
Sin embargo, al excluir del cálculo el impacto de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco, la tasa subyacente de inflación se mantuvo estable en el 5,5% y superó por primera vez a la tasa general desde febrero de 2021.