Economía

El PIB crecerá un 0,6% en el segundo trimestre de 2023 respecto al primero, según Esade y EY

El Producto Interior Bruto (PIB) de España crecería un 0,6% intertrimestral en el segundo trimestre de 2023, según el informe mensual de coyuntura macroeconómico de EY Insights y EsadeEcpol.

Ambas destacan en este caso el buen papel que ha desempeñado la construcción y la producción industrial en el mantenimiento del equilibrio económico compensando algunos indicadores, como el consumo y el mercado laboral, que han tenido un comportamiento «más irregular».

La conclusión de EY y EsadeEcpol respecto a política monetaria, por otro lado es que el endurecimiento de las condiciones ha tenido un efecto notable en la demanda de crédito.

En concreto, se observa una disminución en la solicitud de préstamos, así como condiciones más restrictivas impuestas por los bancos.

Este endurecimiento de la política monetaria se está transmitiendo progresivamente al crédito dirigido al sector privado, dificultando el consumo de los hogares y la inversión de las empresas tras dos años de inflación al alza, señala el informe.

Por tanto, según las estimaciones del ‘RealTimeTracker’, la herramienta desarrollada por EsadeEcpol, que utiliza más de 40 indicadores económicos para prever el PIB trimestral, «la economía española ha mostrado señales de dinamismo a lo largo de 2023».

En este sentido, aunque la estimación llegó a situarse a finales de mayo por encima del 0,8% ha ido moderándose desde entonces y se han observado sorpresas positivas en la construcción y la industria, particularmente, en términos de volumen de pedidos y producción industrial.

No obstante, estas ganancias se ven parcialmente contrarrestadas por factores como el debilitamiento de los servicios y el consumo. En el mercado laboral, a pesar de un desempeño generalmente favorable, se nota un ligero deterioro, evidenciado por una disminución en la afiliación desestacionalizada.

POSIBLES SIGNOS DE DESACELERACIÓN EN EL PIB

Por tanto, el informe en sus previsiones señala que, a futuro, existen posibles signos de desaceleración en el crecimiento del PIB para el tercer trimestre de 2023, aunque «es demasiado pronto para realizar estimaciones cuantitativas precisas», indica.

Sin embargo, incluso con esta ralentización, la previsión de ambas firmas para el crecimiento anual del PIB aún se proyecta en torno al 2,3%.

«Aunque estos datos son alentadores en comparación con la mayoría de los países de la Unión Europea, es importante recordar que España todavía no ha alcanzado completamente su nivel de PIB pre-pandemia, logrado solo al final del primer trimestre de 2023″, señala el informe.

Y añade que,»a pesar de las cifras recientes, la economía española tiene un camino por recorrer en términos de crecimiento acumulado en comparación con sus pares europeos».

Así que, a pesar del comportamiento irregular del mercado laboral y del consumo, así como de la compleja situación que crea el mantenimiento del tono restrictivo de la política monetaria europea que afecta sobre todo a los segmentos más vulnerables, la fortaleza de partida del balance de los hogares y «el buen hacer» de la construcción e industria «son signos esperanzadores».

UN ESCENARIO OPTIMISTA Y UN ESCENARIO PESIMISTA

El informe ‘Macro Insights» de EY desarrolla dos escenarios basados en la coyuntura económica internacional, sobre todo basada en la política monetaria tomada por el Banco Central Europeo (BCE) para controlar la creciente espiral inflacionaria, uno «optimista» y otro «pesimista».

En el optimista, los tipos subirán hasta julio de 2023 al 4,2% y luego bajarán al 3% en 2025. Los factores de apoyo incluyen una disminución de la inflación durante ocho meses, canales efectivos de transmisión de la política monetaria, predicciones de disminución en los precios de las materias primas y relajación de los cuellos de botella en las cadenas de suministro entre otros.

En el pesimista, los tipos subirán hasta otoño de 2023 hasta cerca del 5%, se mantendrán en 2024 y disminuirán en 2025. Los factores de apoyo incluyen una inflación subyacente persistente, aumentos significativos de salarios en muchos sectores, una demanda de crédito aún fuerte, un apoyo fiscal y crediticio público insuficiente y un mercado laboral sobrecalentado, entre otros.

EFECTOS DE LA POLÍTICA MONETARIA EN LAS FAMILIAS

El endurecimiento de la política monetaria, asimismo, está influyendo gradualmente en el crédito al sector privado, lo que perjudica el consumo y la inversión tras dos años de alta inflación.

Para los hogares, en especial, la demanda de crédito ha disminuido, con una financiación total negativa desde febrero de 2023, que continúa contrayéndose.

A pesar de esto, el informe apunta a que la situación para afrontar el aumento de las tasas de interés es sólida: la deuda de los hogares alcanzó su punto máximo en 2010 (85% del PIB) y se ha reducido ahora al 50%. El 73% de la deuda total es financiación hipotecaria.

La disminución del crédito a los hogares se debe en gran medida a la contracción de los nuevos flujos de crédito, con una reducción interanual del 8,9% en los primeros cinco meses del año.

La evolución varía según los segmentos: el crédito al consumo aumenta un 7,9%, mientras que el crédito para otros fines disminuye (-4,8%) y el crédito hipotecario se desploma (-17,3%).

Asimismo, los bancos también han restringido la oferta de crédito, atribuyéndolo al deterioro de la solvencia de los solicitantes y a las perspectivas macroeconómicas, así como al aumento de sus costes de financiación debido al incremento de las tasas de interés.

La solvencia de los deudores hipotecarios se ve beneficiada por la mejora del empleo, la mayor proporción de hipotecas a tipo fijo y la baja morosidad de esta deuda.

«A pesar de ello, preocupa la capacidad de pago de las familias más vulnerables. De los casi 11 millones de familias con deuda, el Banco de España (BdE) considera que 1,5 millones está en una situación ‘frágil'».

El BdE estima que alrededor de un tercio de los deudores «frágiles» podrían solicitar acogerse al nuevo código de buenas prácticas de 2022, pero no suele ser así.

Entre 2014 y 2022, solo el 1,2% de los deudores se acogió a esta herramienta, lo que cuestiona su eficacia y provoca nueces propuestas de protección del deudor hipotecario, indica EY.

Aun así, concluye el informe, estas propuestas «no tienen en cuenta los costes para las entidades y pueden incluso representar riesgos para la estabilidad financiera».