Los actores que se involucran en todo el proceso de la construcción industrializada han hecho énfasis en que el hogar y todos sus elementos giren en torno a la salud del usuario, de manera que este sea consciente de la calidad del aire que respira, los niveles de confort acústico y la excelencia de los materiales.
Esta es una de las principales conclusiones a las que se ha llegado en el evento ‘La Construcción Industrializada, una casa saludable’, organizado por Ávita en colaboración con Europa Press.
El director general de Ávita, José Ignacio Esteban, ha comenzado el evento explicando que está construcción industrializada consiste, primero, en la «transformación de un sector» que nace con el propósito de «erradicar» todas las ineficiencias detectadas en la construcción tradicional.
El andamio tradicional es un ejemplo, ya que, a juicio del director general de Ávita, es un elemento que «no aporta ningún valor» y si se elimina, el coste del mismo se puede destinar a otro fin más provechoso, como puede ser una mayor implantación de sensores de contaminación en el hogar.
Esta trasformación del sector, además, tiene el objeto de contribuir a la construcción de casas y edificios saludables, que son aquellos que incorporan parámetros que fomentan la salubridad en el lugar en cuestión o bien detectan diferentes elementos contaminantes como los incrementos de dióxido de carbono (CO2), los niveles de radón o los formaldehidos.
RESPIRAMOS 12.000 LITROS DE AIRE AL DÍA
Uno de los aspectos más comentados a lo largo del encuentro ha sido la contaminación acumulada en el oxígeno que se respira en el hogar y qué elementos pueden ayudar a controlar los niveles de dióxido de carbono.
En este sentido, el director general de Aldes, Julián Hernández, ha explicado que de media respiramos unos 12.000 litros de aire al día, lo que evidencia la necesidad de respirar una «buena calidad de aire». De este modo, Aldes, especializada en la implantación de sistemas de aerotermia, actúa como «pulmón de la vivienda», con el objetivo de fabricar sistemas de ventilación que purguen los aires contaminados y otros elementos cancerígenos como el gas radón.
Al hilo de esto, José Ignacio Esteban ha apuntado que si unos niveles de CO2 normales y saludables se sitúan entre 400 y 800 partículas por millón, en una situación en la que una persona cierra la ventana y se arropa porque hace frío, estos pueden dispararse hasta 1.500 partículas. «Estás durmiendo en un atasco», ha ejemplificado el director de Ávita.
Asimismo, ha recordado que el Código Técnico de Edificación (CTE) no se implantó hasta 2019, pese a desarrollarse en una normativa europea del 2014. Este marco normativo, básicamente, sirve para establecer exigencias básicas de calidad y habitalidad. No obstante, Esteban ha asegurado no tener nada en contra de este código, pero sí ha advertido de que existe «desconocimiento» de lo que ocurre dentro de una casa.
Por esto, Julián Hernández ha apostillado que uno de los retos de su empresa y de los actores implicados en la construcción industrializada es, precisamente, aportar una mayor divulgación al consumidor para que se conciencie sobre la salud en el hogar y la calidad de los materiales.
En definitiva, Hernández ha indicado que si «vamos a vivir en un tupper», que al menos esté ventilado y que los materiales que lo componen no sean contaminantes.
EL CONFORT ACÚSTICO, UN ELEMENTO CLAVE
Otros de los elementos fundamentales en términos de salud en un hogar son aquellos relacionados con el confort acústico. Sobre este punto, la directora general de Saint-Gobain Solutions, Esther Soriano, ha comentado aquellos puntos que el usuario demanda en un hogar saludable.
A tenor de los resultados del Barómetro de Isover & Placo (Saint-Gobain) sobre los hogares, Soriano ha explicado que en un entorno en el que los residentes teletrabajan más, exigen una mayor experiencia de confort y salud en su hogar. Así, estos quieren que, por ejemplo, no haya corrientes de aire que entorpezcan ese confort o que estén aislados de ruidos molestos del exterior, sobre todo a la hora de dormir.
Lo relacionado con el confort acústico es de especial relevancia, ya que, según Soriano, si bien este no es el principal elemento que los usuarios eligen para adquirir una nueva vivienda, el disconfort acústico es la causa número uno cuando se tiene que cambiar de su actual residencia.
LOS MATERIALES, CADA VEZ MÁS RECICLABLES
En todo el proceso de la construcción industrializada la calidad de los materiales que se utilizan y su implantación final en el hogar juegan un rol protagonista.
En este sentido, estos materiales, ya bien se refieran al PVC de las ventanas, a los sistemas de aerotermia o a los pavimentos, también han sufrido una fuerte transformación a lo largo de los años.
El director de Operaciones de Kömmerling, Ignacio Mayoral, ha explicado que la evolución del PVC pasa en buena medida por la reducción de la cantidad de material, de manera que a cada nuevo producto se busca una mayor eficiencia. Asimismo, estos tienen que ser materiales elaborados por componentes reciclados y que también sean reciclables al mismo tiempo.
De hecho, aquí la industria del PVC tiene un «gran reto», que es el de que esa reciclabilidad se pueda llevar «al límite extremo» de que el material en cuestión sea autosuficiente. Esto quiere decir, por ejemplo, que cuando una ventana antigua completa su ciclo de vida pueda volver a convertirse en una nueva.
CONVENCER AL USUARIO
Por supuesto, la tecnología y la IoT en todo el proceso de la construcción industrializada juega un papel determinante para que se produzca ese nexo entre salud y sostenibilidad teniendo al usuario en el centro.
El director general de Gerflor, José Manuel Suárez, ha explicado que la idea base es ayudar a que la vida del usuario «sea mucho más fácil». Desde la parte de los suelos y pavimentos, que es el área de especialización de la empresa, se puede conseguir a través de tecnología que, en un hospital, permita detectar si el paciente se ha levantado de la cama, su temperatura corporal o si se ha caído.
Suárez ha coincidido con el resto de ponentes en que también hace falta un mayor ejercicio de divulgación para hacer comprender al comprador final de que todo este proceso y ese incremento de la inversión en I+D «es el futuro».
Sobre este punto, la responsable del Canal de Promotoras y Arquitectos de Schneider Electric, Angélica Tarrasa, ha defendido la idea de que el precio «no puede ser el único factor decisivo» y tienen que entrar en juego otros factores como la calidad del aire que se proyecto, por ejemplo.
«Creo que estamos poniendo un esfuerzo bastante importante y ahora el reto está en poner eso en valor también con el usuario final», ha apostillado Tarrasa, que asegura que industrializar las instalaciones «no es fácil».