El colapso de bancos como el Silicon Valley Bank (SVB) o el Signature Bank fue causado por fallas en estas mismas entidades y no por la regulación bancaria o la subida de los tipos de interés, según ha afirmado este jueves Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), en la Cumbre Internacional de Banca celebrada en Bruselas.
«No hay excusa para las instituciones que no gestionan adecuadamente el riesgo derivado de los tipos de interés o que obvian las vulnerabilidades estructurales a largo plazo de sus modelos de negocio», ha añadido Carstens, tras manifestar que la responsabilidad se encuentra en directivos «negligentes, una pobre contención de riesgos y deficiencias en la gobernanza».
«La causa última de los recientes colapsos financieros se encuentra en las mismas entidades, no en los reguladores o en los mayores tipos de interés», ha resumido.
En este sentido, Carstens ha abanderado la supervisión como necesaria para salvaguardar la seguridad y solvencia de las instituciones financieras ante distintos escenarios macroeconómicos y el nuevo entorno tecnológico.
Por este motivo, ha animado también a los reguladores a ser lo «suficiente previsores e intrusivos» y a actuar con presteza para evitar que los problemas se tornen «demasiado grandes y complejos». Si bien Carstens ha reconocido que esto no evitará todas las posibilidades de quiebras bancarias, ha asegurado que invertir en la supervisión de estas entidades «ciertamente reducirá la probabilidad y el impacto» de estos eventos en la estabilidad del sistema financiero.
A tal fin, el exgobernador del Banco de México ha abogado por dedicar recursos a la supervisión bancaria no tradicional, ya que, en este contexto tecnológico, campos como el análisis de datos, la ciberseguridad o la inteligencia artificial se revelan como cruciales. El director del BIS ha reconocido que estos instrumentos son caros, pero ha defendido aumentar el presupuesto de los reguladores ya que sería «un dinero bien gastado».
Carstens ha señalado que el uso de nuevas tecnologías, como ‘big data’ o el ‘machine learning’, y la automatización de tareas repetitivas que no requieran de conocimientos técnicos, contribuiría a incrementar la eficiencia regulatoria.