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Economía

La gran banca española gana un 7,6% más hasta marzo, tras pagar 1.120 millones por el impuesto extraordinario

Los grandes bancos españoles registraron un beneficio neto de 2.133 millones de euros, lo que supone un 7,6% más con respecto al primer trimestre de 2022, aunque se ha visto reducido en 1.120 millones de euros por el impuesto extraordinario a la banca, según el informe de los resultados de la banca española que realiza Neovantas de manera trimestral.

Con los datos de los negocios en España de Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell, más Unicaja Banco, que solo opera en el país, y Bankinter, que no proporciona el beneficio desagregado por geografías, la consultora indica que, a pesar del impacto del gravamen temporal, los resultados de las entidades en el país «han superado las expectativas» previstas y se han visto impulsados por el aumento «sustancial» del margen de intereses en más de un 40% en tasa interanual, derivado de las subidas de los tipos de interés que ha ido aplicando el Banco Central Europeo (BCE).

En cambio, las comisiones no han contribuido a una mayor subida del beneficio agregado, ya que se han reducido un 0,9% frente al primer trimestre de 2022, mientras que los gastos de explotación se han mantenido constantes, con un ligero descenso del 0,2%, debido a los esfuerzos de optimización y racionalización de las operaciones que siguen realizando las entidades para reducir el efecto de la elevada inflación que, a su vez, eleva las rentas por alquiler y encarece otras partidas.

Por otro lado, con respecto a las provisiones, Neovantas indica que cada entidad ha realizado una estrategia diferente en este periodo, si bien a nivel agregado han aumentado un 46,1% en tasa interanual, hasta los 715 millones de euros, siguiendo a los grandes bancos americanos, que han empezado a incrementar esta partida en previsión de un repunte de la morosidad.

En este sentido, el presidente de Neovantas, José Luis Cortina, afirma que estos resultados «hay que recibirlos con prudencia». «Por un lado, el entorno macroeconómico es incierto como consecuencia de la guerra de Ucrania y Rusia, las tensiones entre Estados Unidos y China, así como el riesgo de la suspensión de pagos en el que pudiera incurrir EEUU este verano», explica.

Cambios no previstos en cualquiera de estas cuestiones «cambiaría variables macroeconómicas clave que impactarían en la economía global y, por ende, en la gran banca española».

Neovantas también indica las «sombras» del sector financiero que pueden afectar a las próximas cuentas, como la subida de tipos «tan acelerada» o las «malas gestiones» que ya han empezado a verse, en referencia al colapso de ciertos bancos regionales en Estados Unidos.

«Esta situación podría ir a más en los próximos meses y lastrar la recuperación de las entidades que han hecho sus deberes y han crecido con prudencia, porque el inversor seguirá sin despejar sus temores sobre el sector financiero en general. Esto conlleva a que la cotización de las entidades españolas no supere las de sus respectivos valores contables», explica la consultora.

En España, a estos riesgos se suma el impuesto extraordinario a la banca que afecta «de forma distinta» a cada entidad. Así, para aquellos bancos con tendencia positiva de crecimiento el impuesto ha supuesto una reducción de su rentabilidad y ven dificultades para alcanzar los niveles de sostenibilidad deseados para avanzar hacia nuevos objetivos.

Por otro lado, para los que aún están en proceso de ordenarse –que serían Sabadell y Unicaja Banco– el gravamen «les complica su supervivencia en solitario, sobre todo si el panorama macroeconómico se enturbiase».

«Estos efectos colaterales, tanto para unos como para otros, habría que haberlos tenido en cuenta a la hora de imponer este impuesto extraordinario, porque el sistema financiero español es un ecosistema interconectado por el que hay que velar en su conjunto para que contribuya al desarrollo de todo el entramado económico nacional», concluye Cortina.