La economía española se encuentra en general en una posición «bastante buena», según ha resumido el director del departamento europeo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alfred Kammer, para quien es necesario que el Banco Central Europeo (BCE) continúe subiendo los tipos de interés, mientras que una mayor consolidación fiscal por parte de los gobiernos ayudaría a luchar contra la inflación.
En rueda de prensa, el funcionario alemán destacó que el crecimiento de España en 2022 fue muy fuerte, superando incluso las expectativas del propio FMI, y «ese impulso va a trasladarse a 2023», lo que ha llevado a la institución a elevar en cuatro décimas su previsión, hasta el 1,5%.
Sin embargo, Kammer ha explicado que la rebaja también de cuatro décimas de la previsión del FMI para España de cara a 2024, hasta el 2%, tiene en cuenta el efecto del endurecimiento de la política monetaria y unas condiciones financieras más restrictivas derivadas de las turbulencias financieras.
A nivel general de la zona euro, el representante del FMI ha señalado que la región Europa logró esquivar la recesión este invierno demostrando una resiliencia mayor de la esperada, aunque la tasa de inflación sigue obstinadamente alta, a pesar de que los precios de la energía han comenzado a moderarse, por lo que la previsión para la eurozona contempla un crecimiento débil y una inflación pegajosa.
«Sin embargo, las podrían complicarse fácilmente», ha advertido el germano en referencia a los riesgos derivados de unos mercados laborales ajustados, un nuevo encarecimiento de los precios de la energía o la fragmentación geopolítica, que podrían socavar aún más el crecimiento y empujar al alza la inflación.
Asimismo, ha alertado de que el fracaso en la contención de los riesgos para la estabilidad financiera podría desembocar en crisis y un todavía menor crecimiento.
De este modo, ha recomendado a las autoridades europeas «actuar de manera concertada para derrotar a la inflación, salvaguardar la estabilidad financiera y apoyar la recuperación económica».
En este sentido, ha pedido mantener una política monetaria restrictiva hasta que la inflación regresa «sin ambigüedad» a una senda compatible con el objetivo de estabilidad de precios, aunque ha admitido que el curso de las subidas de tipos deberá ajustarse a las cambiantes condiciones financieras.
«Se requieren más subidas de los tipos de interés en la zona euro», ha defendido.
En cuanto a la política fiscal, Kammer considera que la mayoría de países podría perseguir una consolidación más ambiciosa de la planeada en la actualidad, señalando que esto ayudaría a contener la inflación, haciendo que los bancos centrales no necesitasen subir tanto los tipos, y a más largo plazo a recuperar el espacio fiscal necesario para hacer frente a futuras crisis.
A este respecto, ha apuntado que «un buen punto de partida para los gobiernos» sería aprovechar la reciente bajada de precio de la energía y mayores ingresos fiscales y enfocando cualquier medida de alivio restante en aquellos más vulnerables y eliminando ayudas generalizadas.