BBK ha completado, con 231 millones, la dotación del fondo de reserva para mantener el control en Kutxabank -con el 57% de sus acciones- y lo ha hecho dos años antes del límite fijado por el regulador.
El presidente de BBK, Xabier Sagredo, ha informado, en una rueda de prensa en Bilbao, que la fundación bancaria ha desembolsado esa dotación, lo que ha calificado de «gran noticia», y no ha dudado en afirmar que hoy es un «día importante» para BBK, Kutxabank, «para el territorio y para el país», porque se trata de «todo un logro, un verdadero hito» que se ha conseguido «nadando a contracorriente» y en un contexto «nada fácil».
Desde la fundación bancaria se ha recordado que la Ley 26/2013, de 27 de diciembre, de cajas de ahorros y fundaciones bancarias obligaba a entidades con determinadas características a transformarse en fundaciones bancarias. En concreto, era obligada esa transformación para aquellas que contaran con una participación en una entidad de crédito que alcance al menos el 10% del capital o derechos de voto y que le permita nombrar o destituir a algún miembro de su administración.
BBK, que cumplía esas características, finalmente se constituyó en noviembre de 2014 en fundación bancaria y, si quería mantener el control en Kutxabank, debía presentar un plan financiero reforzado que incluía dotar un fondo de reserva para poder acudir al rescate del banco ante posibles necesidades futuras de capital, así como un plan de diversificación de ingresos y gestión de riesgos. La otra opción era desinvertir y, según ha destacado, optaron por el «camino más difícil» pero que era la decisión «más adecuada».
Por ello, BBK apostó por mantenerse como accionista de control de Kutxabank con un 57% de sus acciones, lo que le obligó a crear un fondo de reserva superior a los 200 millones. Al cierre de 2022 ha culminado la dotación completa de ese fondo, con un volumen de 231 millones, y se ha hecho dos años antes del límite que se había establecido, tres, si se tiene en cuenta que había posibilidad de un tercer año de prórroga.
BBK empezó a realizar la dotación a finales de 2015 y, al cierre de 2022 se concluyó. En la comparecencia, han precisado que ese importe del fondo se recalcula anualmente como resultado de aplicar un ratio que considera, entre otros parámetros, el nivel de solvencia del banco y que se aplica a los activos ponderados por riesgos (APRs) de Kutxabank. Según se ha precisado, ese importe puede oscilar de un año a otro, pero no creen que esa variación vaya a ser «significativa en un escenario normalizado».
ARRAIGO
Xabier Sagredo ha indicado que completar esa dotación les permite garantizar «el arraigo» de Kutxabank, haciendo posible que la «principal empresa de servicios de Euskadi y que da empleo a más de 6.000 familias permanezca aquí».
Junto a ello, ha destacado que les permite «fortalecer la propia estabilidad» de la fundación bancaria, ayudando, entre otras cosas, a la diversificación de sus fuentes de ingresos, a «acrecentar» su «propia solvencia» y «a blindar el futuro de la Obra Social de la BBK, la primera del Estado por inversión y habitante», con una media de inversión cercana a los 40 millones de euros.
Según ha explicado Sagredo, esa decisión «crucial» se basó en datos «exclusivamente objetivos y empíricos» desde una visión «a largo plazo «y pensando que era «la mejor opción para todos».
Ha indicado que, para BBK, como accionista del banco, era la opción «más adecuada» porque, desde una perspectiva institucional, el banco es un «activo estratégico» para Bizkaia. Desde una perspectiva económica financiera, se trataba de una inversión que generaba una «rentabilidad moderada pero estable y sostenida».
Sagredo ha afirmado que en 2014, cuando pasaron a ser fundación bancaria, todavía se vivía la situación derivada de la crisis financiera de 2008, había una crisis económica «importante», se abordaba un periodo de reestructuración de cajas, con alguna «caída de banco» y un «deterioro reputacional» de la banca tradicional y se apuntaba a una bajada de los tipos.
«Si metemos todo en una lavadora y les damos vueltas, invitaba a pensar que no era el mejor momento para tener ninguna operación corporativo, dado que el descuento y va a ser muy elevado», ha añadido. En concreto, se ha precisado que BBK hubiera vendido su participación en Kutxabank con descuentos superiores al 60% por debajo del valor de libros, «asumiendo una pérdida en sus cartera de inversión».
Por ello, ha insistido en que optaron por el camino que «más aportaba en términos de arraigo y sostenibilidad» y en línea de lo que se estaba requiriendo que era una «gestión sana y prudente» de la participada». «Todo ello, con solo un fin, consolidar la Obra Social que es nuestra razón de ser», ha añadido.
En su opinión, fue la «decisión correcta» y cree que los datos «lo refrendan» porque Kutxabank es hoy «el banco más solvente de España». Además, ha apuntado que un reciente estudio de la Universidad de Deusto ha constatado que, gracias a la decisión de no haber hecho una operación corporativa o de no haber salido a Bolsa, se han logrado evitar a BBK «pérdidas por valor de 2.000 millones».
«Gracias a la dotación del fondo de reserva podemos decir que Kutxabank va a permanecer con nosotros durante muchísimo tiempo. Hoy es un día para celebrar», ha manifestado.
Tras recordar los orígenes de BBK y los cambios a los que se vieron obligados a raíz de la crisis financiera de 2008, Sagredo ha asegurado que BBK sigue siendo «lo que fue» porque «sus valores y compromisos están con la sociedad vizcaína y sigue intactos».
«El contexto y el entorno han cambiado y eso ha hecho cambiar nuestra táctica, nuestras formas, pero no nuestro fondo. Hoy nuestro sector están condicionados por subida del precio del dinero para contener la inflación, la hiperregulación y el incremento de la competencia y, en este contexto, nuestro papel lo tenemos claro, seguir junto a la sociedad, sin dejar a nadie atrás», ha dicho.
Por ello, ha afirmado que se quieren convertir en un agente «cada vez más comprometido con la sociedad y con los objetivos de Desarrollo Sostenible», con una apuesta por la competitividad sostenible y la economía social.
Sagredo ha agregado que continúan siendo «un agente económico, financiero, social, estratégico para el territorio» por su «permanente contribución a la promoción de la economía, el crecimiento económico y el empleo de Bizkaia, a través de las inversiones, siendo Kutxabank, la principal».
CARTERA DE PARTICIPACIONES
En este sentido, cuestionado por si, a partir de ahora, puede haber una política más intensa de participaciones, al no tener que destinar ya recursos a ese fondo, Sagredo ha indicado que, a lo largo de este año, pueden dar «noticias» y espera que «buenas» y se ha limitado a señalar que tienen una estrategia a largo plazo. Al cierre de 2022, su cartera de participaciones ha cerrado en torno a 200 millones.
El presidente de BBK, que ha recordado que durante dos años por la pandemia no obtuvieron dividendo alguno por parte de Kutxabank, ha señalado que, gracias al «camino de la diversificación» y de una «gestión prudente», contaron con «recursos diferentes para poder mantener e incluso incrementar el proyecto de Obra Social».
Según ha manifestado, han logrado que la Obra Social perdiese «los dientes de sierra» para evitar que «unos años fuese muy grande y otra muy pequeña». Su intención es que, a largo plazo, sea «estable, creciente y sostenible».
Por otra parte, preguntado por si el tamaño de Kutxabank puede dificultar seguir compitiendo en el actual mercado, Sagredo ha añadido que «el tamaño importa» pero, «sobre todo, importa la robustez».