Economía

Endesa denuncia que plantaciones de marihuana consumen de forma ilegal la misma electricidad que Sevilla

Endesa ha denunciado este miércoles que el consumo anual de electricidad de manera ilegal para alimentar plantaciones de marihuana asciende a 2.200 GWh, el equivalente al consumo de la ciudad de Sevilla en un año.

La compañía, a través de su filial de Redes e-distribución, ha detectado en los tres últimos años cerca de 190.000 casos de fraude eléctrico. Tan sólo en 2022 se cerraron 55.167 expedientes de fraude, lo que supone una media superior a 150 al día, con un peso creciente de los casos relacionados con plantaciones de marihuana.

«Estas cifras evidencian la dimensión de una práctica ilegal que pone en grave riesgo la seguridad de los ciudadanos, provoca el deterioro de la calidad de suministro de los vecinos y encarece la factura de todos los consumidores. Endesa es consciente de la magnitud del problema y reitera su disposición a colaborar con administraciones, instituciones y fuerzas de seguridad para buscar soluciones», ha destacado el director general de Redes de Endesa, José Manuel Revuelta.

Durante el pasado año Endesa desmanteló, en colaboración con las Fuerzas de Seguridad, en torno a 1.800 fraudes para alimentar plantaciones indoor, lo que supone una media de cinco cada día.

El número de fraudes vinculados a plantaciones ilegales supuso el 3,2% sobre el total gestionado el pasado año, pero concentraron el 28% de la energía defraudada, con un incremento interanual del 7,8%, lo que evidencia el alto consumo de estas instalaciones y la distorsión que generan en la red de distribución eléctrica de las zonas donde se ubican, según ha destacado la compañía.

Endesa ha subrayado que cada plantación consume, de media, como 80 viviendas, teniendo en cuenta que los sistemas de iluminación y ventilación utilizados para acelerar el crecimiento de las plantas necesitan electricidad las 24 horas del día y la obtienen mediante enganches ilegales que provocan situaciones de gran riesgo eléctrico.

Estas sobrecargas, según explica la compañía, hacen que actúen las protecciones de los centros de transformación o que se quemen líneas subterráneas o incluso centros de transformación afectando a los vecinos de las zonas próximas.