Tempos Vega Sicilia ha presentado esta semana el libro ‘Tempos Vega Sicilia 40 años. El misterio de Vega Sicilia’, en el Club Matador (Madrid), editado por La Fábrica con texto del periodista Alfonso Armada y fotografías de Luis de las Alas.
El libro, editado en dos formatos –una edición de prestigio y otra de bolsillo– desvela los secretos de la gestión realizada por la familia Álvarez a lo largo de los últimos 40 años desde que David Álvarez comprara la bodega el 15 de abril de 1982. El libro de bolsillo está a la venta en librerías y el libro de prestigio estará disponible en la librería de La Fábrica y en Lavinia (Madrid).
En estos 40 años, la familia Álvarez ha convertido Vega Sicilia en un grupo bodeguero reconocido y prestigiado en todo el mundo, ha creado cinco nuevas bodegas (Alión en 1991, Oremus en 1993, Pintia en 2001, Bodegas Benjamin de Rothschild-Vega Sicilia, en 2009, y ahora Deiva en las Rías Baixas), ha mejorado la calidad de todos sus vinos y ha impulsado notablemente la expansión internacional del grupo, como señala en un comunicado.
El periodista Alfonso Armada explica cómo ha tratado de desvelar los misterios que han rodeado a Vega Sicilia en estos 40 años y cómo afrontó el proyecto que, como revela, supuso una «tentación irresistible».
«La propuesta de escribir un libro sobre Vega Sicilia me cayó, literalmente, del cielo. Pero no en forma de granizo sino de lluvia fina. Fue gracias a la recomendación que mi buen amigo Pedro García Cuartango le hizo a Pablo Álvarez, tras descartar el propio Cuartango el envite de plasmar en un libro la historia de la mítica bodega y sobre todo desde que la familia Álvarez se hizo con ella, hace cuatro décadas, y la situó en el lugar de prestigio nacional e internacional del que ahora disfruta», añade.
«Fue una suerte de máster, basado en la libertad prácticamente absoluta de acceso a todas las dependencias de la bodega y rincones de la finca, que recorrí a solas o bien acompañado, y largas y fructíferas conversaciones con todos los que hacen este vino incomparable, desde los podadores hasta los que se ocupan de la mercadotecnia internacional, desde el viticultor al tonelero, desde el enólogo al director financiero. A menudo solo, muchas veces acompañado del fotógrafo Luis de las Alas», precisa.
«Casi desde el inicio, Luis y yo nos dimos cuenta de que habíamos pensado un camino paralelo que se entrelazaba. Si Luis quería fotografiar los rostros y las manos de todos los que intervenían en la crianza del vino, yo quería que todas esas voces, o una gran parte de ellas, estuvieran presentes en El misterio de Vega Sicilia», explica.
«Por supuesto la historia, los hitos, la forma de trabajar, y algo que me empezó a fascinar desde el principio, y que creo que es uno de los grandes logros de Pablo Álvarez: una cultura de amor a la obra bien hecha sin reparar en tiempo ni en gastos, una cultura que denota sobre todo un gran respeto y devoción hacia la tierra, hacia los ritmos y ciclos de la naturaleza», señala.
Así, tras visitar todas las bodegas del grupo y conocer de primera mano la cultura de la casa, Armada ha tratado de «descifrar el misterio de Vega Sicilia, y para ello, además de caminar, preguntar y escuchar, me he acompañado de clásicos como Lucrecio, Horacio, Omar Jayyan o Virgilio, y de algunas plumas más contemporáneas. Ha sido un viaje maravilloso por el que no tengo más que palabras de agradecimiento».
Por su parte, el fotógrafo Luis de las Alas explica que el libro «comienza con la foto en portada de las manos de Pablo Álvarez, un dato que revelo ahora, y acaba con el retrato y las manos de Pablo Álvarez, sosteniendo una botella de Vega Sicilia Único».
«La historia de estos 40 años es, sin duda, la historia de Pablo Álvarez, su familia -cuya foto abre el interior del libro-, y la de todos los trabajadores de esta empresa modélica, cuyos retratos y manos representan el símbolo del esfuerzo colectivo por alcanzar siempre el mismo objetivo: hacer cada año el mejor vino, el mejor producto, respetando siempre los avatares de la naturaleza», apostilla.
«Los últimos libros sobre gastronomía en los que he participado, han estado dedicados al producto y a la gran artesanía que debería ser patrimonio nacional como ocurre en Japón. Así han sido los libros sobre Joselito y Etxebarri, Elkano o Luis Irízar. Por este último, precisamente, me concedieron el Premio Euskadi de Gastronomía y me lo entregó el consejero de Cultura, no el de Agricultura o el de Turismo. La gastronomía y la artesanía forman parte de la cultura de nuestro país», puntualiza.
«Por ese motivo, creo que fue un acierto la elección de La Fábrica, que es una editorial cultural que lleva muchos años dedicada a la promoción y difusión de las artes y la cultura», añade.
«Desde hace tiempo, tenía en mente participar en un gran libro sobre el vino o sobre una gran bodega. Lo comenté con algunos miembros de la casa y el sueño se cumplió. La bodega decidió llevar adelante este proyecto y contaron conmigo para el libro. Puedo decir que Vega Sicilia y Pablo Álvarez me dieron toda la libertad y autonomía para visitar todas las bodegas y viñedos, fotografiar a todos los trabajadores y organizar todo el proyecto de forma absolutamente independiente. Lo que empezó como un libro de encargo puedo decir que se ha convertido en un libro de autor», concluye.