Economía

Fedea pide que los fijos-discontinuos inactivos reciban una compensación económica de la empresa

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha vuelto a llamar la atención en su último Observatorio Trimestral del Mercado Laboral sobre la «paradójica» evolución de los empleos fijos-discontinuos en España, una de las apuestas de la reforma laboral para reducir la temporalidad.

Tanto Marcel Jansen como Florentino Felgueroso, que han participado en la elaboración del Observatorio y en su presentación este miércoles en rueda de prensa, han demandado que se «afine más» en la regulación española de los contratos fijos-discontinuos y se ofrezca a estos trabajadores una compensación económica desde la empresa en los periodos de inactividad, como ocurre en el caso francés.

Fedea advierte en este trabajo de que aunque se siguen registrando millones de contratos fijos-discontinuos, se mantiene constante su afiliación a la Seguridad Social, mostrando un «patrón sorprendente».

«Desde mayo hasta ahora, la afiliación fija-discontinua no ha variado prácticamente, a pesar de que se han registrado más de 2 millones de contratos nuevos, 10 veces más que en el mismo periodo de 2019», exponen.

Este fenómeno, explican los autores del Observatorio, se debe a las elevadas tasas de baja de estos contratos, fundamentalmente por transiciones a la actividad, que se han duplicado en comparación con las existentes antes de la reforma laboral.

Tras los ajustes estadísticos realizados por el Ministerio de Trabajo, el número de demandantes de empleo con relación laboral, que esencialmente son, para Fedea, trabajadores fijos-discontinuos en situación de inactividad, ha seguido creciendo, aunque a menor ritmo que en los meses anteriores.

Así, desde septiembre, el ‘paro efectivo’ (esto es, la suma del paro registrado y de los demandantes de empleo con relación laboral) ha crecido en 315.000 personas, mientras que el paro registrado ha caído en 34.000. Con ello, Fedea estima que el ‘paro efectivo’ en España es algo superior a los 3,5 millones de personas, cerca de medio millón más de lo que refleja el paro registrado, ampliando la brecha entre ambos indicadores.

Fedea ha vuelto a pedir al Ministerio de Trabajo una mayor «transparencia» en los datos relacionados con los fijos-discontinuos, así como la publicación de microdatos para valorar el efecto sobre el mercado laboral que está teniendo la apuesta que ha hecho España por este contrato.

MEJORAR LA REGULACIÓN

Según ha explicado Rafael Doménech (BBVA Research) y uno de los coordinadores del Observatorio, es que hasta que no se tenga la Muestra Continua de Vidas Laborales del periodo actual, lo que ocurrirá dentro de unos años, no se podrá comprobar «el antes y el después», es decir, si se ha producido una mejora sustancial en horas trabajadas y en salario, de una persona que previamente a la reforma laboral tenía un contrato temporal y ahora tiene uno fijo-discontinuo.

De hecho, para analizar si esa mejora se ha producido, se necesitaría seguir a un mismo trabajador a lo largo del tiempo. Felgueroso lo explica así: si una persona trabajaba 100 días antes de la reforma laboral a través de muchos contratos temporales, se desconoce si esta persona, al recibir un solo contrato (el de fijo-discontinuo) ha elevado el número de días y horas trabajados o trabaja lo mismo, 100 días, pero con un solo contrato.

Para Felgueroso, la reforma laboral no aborda una cuestión fundamental: cómo mejorar la situación de los trabajadores intermitentes durante su estancia en la inactividad. Así, ha recordado que, aunque pueden cobrar indemnización si son despedidos o paro si reúnen los requisitos para ello, no perciben nada si dejan su empleo, y ello pese a ser el «eslabón más débil» del mercado laboral.

Felgueroso ha recordado que en Francia y otros países la empresa abona un salario o una compensación económica a los trabajadores intermitentes y estacionales a los que manda a la inactividad. En la misma línea, Marcel Jansen cree conveniente que las empresas asuman cierto coste por sus fijos-discontinuos cuando estén inactivos.

«Convendría que las empresas asuman una parte, que el coste no sea sólo para la sociedad (…) Hay facilidad para que las empresas releguen a la inactividad a los trabajadores a coste cero», ha señalado Jansen. En su opinión, hay margen para mejorar este tipo de contrato, cuya regulación, ha dicho, deja muchos aspectos en manos de los agentes sociales a través de los convenios colectivos.

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