El 41% de los titulares de explotaciones agrarias son mayores de 65 años, frente al 31% que suponían hace un año, un envejecimiento que está disparando el número de transmisiones de fincas rústicas, alcanzando las 437.355 operaciones en 2022, y que están provocando una polarización en la dimensión de las fincas, ya que se incrementa el número de fincas
con más de 100 hectáreas (+7,69%) y de aquellas menores a una hectárea (+44,45%), según se desprende de los datos del ‘Informe 2023 Cocampo sobre la Estructura del Suelo Rústico en España’.
En concreto, España cuenta con una superficie total de 50,6 millones de hectáreas (505.977,15 kilómetros cuadrados), siendo el principal uso del suelo son los bosques y matorrales (39% de la superficie) y el segundo las tierras dedicadas a cultivos (33%).
De esta forma, los municipios rurales abarcan el 84% de la superficie total del país, la población censada en los núcleos rurales es de 7.529.579 habitantes y existen 914.819 explotaciones agrarias.
De acuerdo con los datos pertenecientes a la Estadística de Transmisiones de Derechos de la Propiedad (ETDP) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 se completaron 437.355
transmisiones de fincas rústicas, un 1% menos que el año anterior, pero considerablemente superior a la de años anteriores. Las transmisiones incluyen 175.771 herencias (-1,86%) y 156.916 compraventas (-0,99%).
El consejero delegado y fundador de Cocampo, Regino Coca, CEO y fundador de Cocampo, ha explicado que «un año que hasta el verano iba camino de ser histórico y que se vió frenado por la climatología, la
inestabilidad financiera y la subida de los costes de producción».
El informe costata un cambio en los tipos de cultivos. Así, España cuenta con 16,8 millones de hectáreas (el 33% del total) dedicadas a
cultivos, siendo los cultivos herbáceos (61%) los mayoritarios, seguidos por los cultivos leñosos (38%).
De esta forma, destaca el incremento de superficie en los cultivos de almendro (1,70%), pistacho (20,78%) y frambueso (168,56%).
Respecto al perfil del propietario, el 93,8% de los titulares de explotaciones son personas físicas y solo el 6,2% restante son personas jurídicas. «Los fondos de inversión, grandes empresas y gestores de patrimonios familiares están invirtiendo en el campo español, pero las cifras muestran que la estructura de propiedad se mantiene hasta el momento inalterada», ha explicado.
El informe de Cocampo incluye además un análisis a nivel internacional de la inversión en el sector, realizado por la firma Valoral Advisors.
De esta forma, en los últimos 17 años, el número de fondos de inversión especializados en agricultura y alimentación se ha multiplicado por más de veinte veces, llegando en la actualidad a casi 900 fondos con activos bajo gestión que rondan los 140.000 millones de dólares.
Desde Cocampo consideran que el gran reto del campo es el relevo generacional y que para resolverlo es necesario facilitar el acceso a la tierra, pero, además destacan otros grandes retos como la gestión del agua o la conciliación entre las políticas de implantación de energías renovables, las medioambientales y las agroalimentarias, tema de fondo de las recientes películas españolas ‘As Bestas’ y ‘Alcarrás’.
«Para conservar la estructura de propiedad tradicional de pequeños y medianos agricultores, así como para facilitar el acceso al sector de los jóvenes, sería fundamental que las cooperativas incrementen sus capacidades, ofreciendo a sus partícipes la tecnología y los medios
necesarios para disfrutar de las mismas economías de escala que los grandes terratenientes», ha señalado Coca.
De cara a 2023, las perspectivas son positivas, ya que «el año ha empezado con muchísima actividad por parte de los inversores particulares, que buscan sobre todo fincas de recreo». «El campo es un valor refugio frente a la inflación y la inestabilidad de los mercados, y según las noticias sobre las perspectivas macroeconómicas del año se han ido suavizando, hemos notado una reactivación de empresas y fondos de inversión», ha indicado.