El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra ha decidido elevar en 50 puntos básicos el tipo de interés de referencia para sus operaciones, que pasará a situarse en el 4%, su nivel más alto desde el otoño de 2008, en respuesta a la escalada de la inflación, según ha anunciado la institución.
La subida de tipos anunciada este jueves amplía a diez reuniones consecutivas la secuencia de incrementos del precio del dinero acometida por el Banco de Inglaterra, que adoptó la decisión por una mayoría de siete votos a favor y dos en contra, que preferían mantener la tasa en el 3,50%.
La decisión de ‘la vieja dama de Threadneedle Street’ mantiene así el ritmo de la normalización de su política monetaria, a diferencia del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que decidió ayer una subida de los tipos de interés de solo 25 puntos básicos, hasta situarlos en un rango objetivo de entre el 4,50% y el 4,75%.
En su análisis, el Banco de Inglaterra señala que la inflación mundial sigue siendo alta, aunque apunta que es probable que haya tocado techo en muchas economías avanzadas, incluido el Reino Unido, después de la relajación observada en los precios mayoristas del gas y el alivio en los problemas de la cadena de suministro mundial en un contexto de desaceleración de la demanda mundial.
En el caso del Reino Unido, sin embargo, el banco central considera que las presiones inflacionarias internas «han sido más firmes de lo esperado», con un crecimiento de los salarios del sector privado y del IPC del sector servicios «notablemente superiores a lo previsto», mientras que el mercado laboral sigue ajustado según los estándares históricos, aunque ha comenzado a relajarse.
De este modo, dado el retardo en la transmisión de la política monetaria, la institución espera que las subidas de los tipos acometidas desde diciembre de 2021 tengan un impacto creciente en la economía en los próximos trimestres.
«La evolución de los datos a corto plazo será crucial para evaluar con qué rapidez y en qué medida disminuirán las presiones inflacionistas internas y externas», advierte el banco central, que confía en que la inflación se modere a finales de 2023 a alrededor del 4%, con una caída de la actividad mucho menor de los esperado anteriormente.
En cualquier caso, advierte de que existen considerables incertidumbres en torno a la perspectiva a medio plazo, subrayando que el Comité sigue considerando que los riesgos para la inflación «están significativamente sesgados al alza».
En este sentido, reitera que la política monetaria garantizará que la inflación regrese a la meta del 2% de manera sostenible en el medio plazo al tiempo que actúa para asegurar que las expectativas de inflación a más largo plazo estén ancladas a este objetivo.