El presidente y consejero delegado de Naturgy, Francisco Reynés, ha alertado de un posible aumento del precio del gas a finales de invierno o principios de primavera, cuando se tengan que volver a llenar los inventarios de las reservas sin el combustible que procede de Rusia.
Lo ha dicho este viernes en el encuentro ‘El reto de la energía’, organizado por la Asociación Española de Directivos (AED).
Reynés ha recordado que el año pasado aún se rellenaron usando gas ruso, algo que este año ya no será posible, y ha llamado a evitar que «el espejismo de enero» –con unos primeros 15 días muy cálidos– tape la visión a largo plazo.
El directivo ha señalado que el gas no solo sirve para el uso doméstico, sino que la mayor parte se usa en procesos industriales y para la generación de electricidad.
Reynés ha lamentado que «en energía, la gente tiene opinión y no tiene datos», y ha destacado la necesidad de explicar los motivos del aumento de precios al haberse convertido en un tema, en sus palabras, «candente».
FACTORES DE FUTURO
Reynés ha señalado que hay tres factores que «van a determinar mucho» la evolución de los precios del gas en los próximos meses.
El primero es la especulación, que ha asegurado que afecta a la parte de las compraventas de gas que se da en el día a día, y que es el 25% del total –el resto está sometido a contratos a largo plazo–.
Por otro lado, ha recordado que Rusia es el principal productor mundial de gas y que «quitarla del medio» debe tener algún impacto, y por último ha señalado la recuperación de la actividad en China, que en 2022 redujo un 20% su consumo a causa de las restricciones por la pandemia.
REFORMA DEL SISTEMA
Francisco Reynés ha asegurado que «tiene todo el sentido» desacoplar el precio del gas del resto de productores de energía, pero que no es adecuado mantener las excepciones como forma de funcionamiento.
Por ello ha pedido reformar el sistema energético para reconocer «de forma estructural» las diferencias entre los diferentes sistemas de producción de energía.
Ha explicado que el gas está sometido a costes variables, mientras que las energías renovables o la nuclear «dependen más» de los costes fijos de inversión que se realizan, ya que la materia prima tiene un precio estable –o nulo, en el caso de las renovables–.
En cuanto a un posible sistema energético común en la Unión Europea, ha dicho que «no tiene sentido» querer regular de forma conjunta algo que en cada país tiene condiciones diferentes.