La gestora de activos Amundi prevé una reactivación de la asignación de carteras 60/40 –con el 60% invertido en renta variable y el 40% en renta fija– a medida que los bonos recuperan sus cualidades de diversificación tras el aumento de los rendimientos en 2022 y ante los riesgos de recesión que se avecinan para el próximo año.

Así lo defiende la firma en su informe de perspectivas para el año que viene. Amundi anticipa la vuelta de la renta fija con el foco en el crédito de alta calidad y prestando atención a las divisas en un mundo de políticas divergentes, así como a los riesgos de liquidez y al apalancamiento corporativo.

La renta variable, por su parte, debería ofrecer puntos de entrada interesantes tras ajustes de valoración en los próximos meses, con una preferencia por Estados Unidos y un sesgo hacia la calidad.

Así, Amundi cree que los inversores deberían aumentar gradualmente su exposición a valores europeos y chinos, cíclicos y acciones ‘deep value’.

Las infraestructuras son otra de las opciones, dada su resiliencia frente a la inflación, en tanto que las diferencias entre mercados emergentes se intensificarán en 2023: países con una inflación y unas perspectivas monetarias más benignas, como los de América Latina y EMEA, son atractivos.

Dado el actual contexto económico, Amundi espera que el crecimiento global se ralentice el próximo año hasta el 2,2%, por debajo del 3,4% de 2022, con varios países desarrollados y emergentes sufriendo un estancamiento. De hecho, la firma ha recortado la previsión del PIB de China del 5,2% al 4,5%.