(«RedHill» o la «Compañía»), una compañía biofarmacéutica especializada, ha anunciado hoy la aceleración del programa de desarrollo de opaganib para la protección contra las lesiones por radiación y la radioterapia del cáncer. Una reciente publicación en el International Journal of Molecular Sciences, titulada «Opaganib Protects against Radiation Toxicity: Implications for Homeland Security and Antitumor Radiotherapy», describe los resultados colectivos de ocho estudios in vivo financiados por el gobierno de los Estados Unidos realizados por RedHill y Apogee Biotechnology Corporation («Apogee»), así como otros experimentos adicionales, que establecen las capacidades potenciales de protección de opaganib[1] contra la radiación nuclear [2].
La publicación destaca las observaciones de numerosos estudios realizados tanto en el ámbito de la protección contra la toxicidad de la radiación como en el de la radioterapia del cáncer. En los modelos de estudio pertinentes, opaganib se asoció a la protección del tejido normal, incluido el gastrointestinal, frente a los daños por radiación debidos a la exposición a la radiación ionizante o a la radioterapia del cáncer, así como a la mejora de la actividad antitumoral, la respuesta a la quimiorradiación y la mejora de la tolerabilidad y la supervivencia. Otros estudios independientes demuestran la capacidad radioprotectora de opaganib en la médula ósea, con opaganib mostrando una mayor supervivencia en ratones que fueron irradiados con radiación letal y semiletal de cuerpo entero [3].
«Sujeto a una mayor alineación con la FDA, tenemos la intención de seguir el camino de la Regla Animal para la aprobación de opaganib, basado en la orientación previa de la FDA específica para opaganib para la indicación prevista. El desarrollo de contramedidas médicas puede seguir la Regla Animal, con estudios centrales en modelos animales de eficacia aplicables cuando los ensayos clínicos en humanos no son éticos o factibles. Además, tenemos la intención de buscar un calendario de desarrollo acelerado y la elegibilidad para un vale de revisión prioritaria de contramedidas médicas. Ante la creciente conciencia de la necesidad de contramedidas médicas para amenazas materiales y las observaciones positivas observadas en estos estudios in vivo de toxicidad por radiación focalizada en el aparato digestivo y en la radioterapia del cáncer, junto con los datos externos que indican la capacidad radioprotectora potencial de opaganib en la médula ósea, hemos acelerado nuestros planes de desarrollo para seguir probando opaganib como agente protector contra la toxicidad por radiación nuclear. Recientemente hemos iniciado un nuevo estudio para evaluar los efectos protectores de opaganib en la toxicidad hematológica y renal inducida por la radiación, con nuestro socio Apogee. Se ha programado otra reunión con la FDA para buscar más orientación sobre el camino hacia la aprobación de contramedidas médicas de seguridad nacional. Se han iniciado conversaciones con múltiples agencias gubernamentales en los Estados Unidos y a nivel internacional, en relación con la financiación y otros apoyos gubernamentales», dijo Gilead Raday, jefe de Operaciones y director de I+D en RedHill. «Es importante destacar que opaganib ha demostrado su perfil de seguridad y tolerabilidad en más de 470 personas en estudios en otras indicaciones, así como en el uso de acceso ampliado. Al tratarse de un comprimido oral de molécula pequeña, muy estable y con una vida útil de más de cinco años, opaganib es fácil de administrar y distribuir, lo que favorece el posible almacenamiento de contramedidas centrales por parte de los gobiernos.»
La mitigación de la toxicidad de la radiación es un área de preocupación gubernamental. Una de las principales prioridades de los esfuerzos de investigación del gobierno estadounidense se centra en la búsqueda de medicamentos de larga duración y fáciles de distribuir y administrar para su posible inclusión en la Reserva Nacional Estratégica. Estos fármacos, que se utilizarán en incidentes de radiación nuclear con víctimas masivas que impliquen dispositivos de dispersión nuclear o radiológica improvisados, deben tener una amplia capacidad de protección, poder administrarse 24 horas o más después de la exposición a la radiación, ser seguros y ser fáciles de distribuir a un gran número de personas que necesiten tratamiento para los efectos agudos de la exposición a la radiación de dosis altas en todo el cuerpo.
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