Con el objetivo de consolidar su papel en el emergente sector de las tecnologías cuánticas, el Gobierno español ha presentado una estrategia que contempla una inversión mínima de 808 millones de euros. Esta cifra proviene principalmente de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) y del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. No obstante, el Ejecutivo confía en que esta inversión pública actúe como catalizador para atraer otros 700 millones adicionales en financiación privada, lo que podría elevar la inversión total a cerca de 1.500 millones en el horizonte de cinco años.
La iniciativa busca reforzar el ecosistema cuántico nacional mediante el desarrollo de infraestructuras, la aplicación práctica de estas tecnologías en la industria, y el impulso a sectores clave donde España ya cuenta con fortalezas, como las comunicaciones cuánticas y la criptografía adaptada al nuevo paradigma. Además, se pretende aprovechar nichos tecnológicos con alto potencial de mercado como la sensórica avanzada y la metrología, con aplicaciones directas en campos como la navegación o la defensa.
Más allá de su impacto en la industria, las tecnologías cuánticas prometen transformar múltiples áreas estratégicas. Entre sus aplicaciones más prometedoras se encuentran la optimización de redes energéticas, el descubrimiento de nuevos medicamentos, la simulación de escenarios climáticos extremos, el diseño de catalizadores sostenibles o el desarrollo de materiales innovadores para el ámbito de la seguridad y defensa.
La Estrategia Nacional de Tecnologías Cuánticas articula cuatro ejes fundamentales. El primero es el fortalecimiento de la I+D+i para facilitar que los avances científicos lleguen al mercado. El segundo busca estimular la creación y consolidación de un tejido empresarial cuántico capaz de crecer y atraer inversión. El tercero pone el foco en preparar a la sociedad para este cambio disruptivo, promoviendo el debate sobre derechos digitales y seguridad postcuántica. Y, por último, se aspira a construir un ecosistema nacional sólido, que refleje una visión conjunta de país en torno a esta ciencia emergente.
Con esta apuesta, España se suma al grupo de países que están trazando sus hojas de ruta para liderar la próxima gran revolución tecnológica.