En el vertiginoso mundo de la tecnología, cumplir 40 años no es nada fácil; pocos son los proyectos que sobrepasan las cuatro décadas de vida. Tal día como hoy, un 24 de enero de 1984, Apple lanzaba su primer Mac, el Macintosh 128K, un coqueto ordenador de sobremesa (mastodóntico si lo comparamos con la esbeltez de los dispositivos actuales) que tenía una pantalla monocroma de 9 pulgadas y presumía de una memoria RAM de 128 KB (nada mal en aquella época).
Un aparato que no pasó desapercibido para nadie. Aquellas formas estéticas, ese color crema y la incorporación de un ratón para moverse por una interfaz gráfica intuitiva para el usuario, hicieron del Mac un producto inigualable y que todavía hoy sigue superando los límites de la computación.
Steve Jobs, que ya venía de los malogrados Apple III y Apple Lisa, lideró el proyecto y consiguió con este Mac una salida al mercado sin precedentes, que luego la compañía continuaría con los lanzamientos del Macintosh XL, Macintosh Plus, Macintosh Portable (el primer portátil, propiamente dicho, de la compañía, que salió a la luz en 1989), el PowerBook 140, PowerBook 5300, iBook, PowerBook G4 y numerosas generaciones de iMac y MacBook que llega hasta nuestros días.
Procesadores que son magia
Si hay algo que ha evolucionado en estos 40 años no ha sido solo la estética (aunque sobra decir que los productos de Apple aguantan muy bien el paso del tiempo), sino la velocidad y capacidad de tarea de sus procesadores.
El primer paso de gigantes se produjo en 2006, cuando Apple anunció una transición significativa: cambiar de los procesadores PowerPC a los procesadores Intel en sus Mac. Este cambio permitió una mayor compatibilidad con software de terceros y mejor rendimiento. Los primeros Mac con chips Intel fueron los iMac y MacBook Pro.
Esta época se prolongó hasta el 2020, cuando se dio el paso definitivo y Apple decidió comenzar la transición de la arquitectura Intel a sus propios procesadores, basados en la arquitectura ARM, llamados Apple Silicon. En ese momento, fueron lanzados primeros Macs con chips M1, marcando un cambio significativo en el rendimiento y eficiencia energética de las computadoras de la marca.
Y es que, si algo también ha avanzado sobremanera es la duración de la batería. Gracias a la eficiencia de los chips Apple, los modelos portátiles de Mac ofrecen una duración de batería excepcional con un alucinante rendimiento, tanto si están enchufados como si no. Algo que elimina de un plumazo los días en los que había que buscar con urgencia una toma de corriente durante una reunión o una ponencia. Ahora, con una sola carga se puede conseguir hasta 22 horas de autonomía en un MacBook Pro de 16 pulgadas, o 18 horas con el portátil más fino y ligero de Apple, el MacBook Air de 13 pulgadas. Wow.
Por último, cómo no, no hay que olvidarse de un punto importante: la convivencia con el resto de productos de la compañía. La más importante es, sin duda, la que tiene con el iPhone, con el que se lleva más que bien y con el comparte interesantes características como Handoff (que permite pasar automáticamente lo que un usuario está haciendo de un dispositivo a otro), la cámara de continuidad (es posible utilizar el iPhone como cámara secundaria para todas las videollamadas en el Mac), portapapeles universal (los usuarios pueden copiar imágenes, vídeos o texto en el iPhone o iPad y luego pegarlos en otra app del Mac que tengan cerca), utilizar el iPad y el Mac juntos con la opción de ‘Control Universal’ o activar remotamente la opción de ‘Punto de acceso personal del iPhone’ cuando estén cerca el uno del otro para conectarse a internet con la red móvil.
La historia del Mac, sin duda, es una crónica de innovación, desafíos y éxitos que ha dejado una marca indeleble en el mundo de la tecnología. Desde el Macintosh original hasta los modelos más recientes con Apple Silicon, la evolución del Mac ha reflejado la visión y el compromiso de Apple con la excelencia y la experiencia del usuario. El Mac es pasado, presente y, seguro, futuro.