Start-ups

¿Trabajaremos todos para Elon Musk?

Elon Musk no es solo una potente imagen que sintetiza la innovación y el futuro como realidades tangibles y verosímiles, sino que también es un empresario que dirige uno de los conglomerados más diversificados y sorprendentes del mundo, con intereses en sectores de la energía, automoción, infraestructuras e inteligencia artificial, entre otros. Su apuesta por hacer accesible el futuro le está convirtiendo en una especie de mago capaz de ilusionar y de persuadir al mundo de que la ciencia ficción puede ser real gracias a su talento y a su dinero. Otra cosa es lo que piensen los mercados financieros, pero éstos normalmente nunca se han caracterizado por tener una rica imaginación. Elon está empeñado en que el hombre colonice Marte, ha impulsado el automóvil eléctrico y autónomo y emplea activamente Twitter para seducir a público, inversores y periodistas.

Pero la clave de todo el conglomerado de este empresario de origen sudafricano no es solo su diversidad, sino su poder de influencia sobre lo cotidiano; sus empresas no solo se proponen innovar o hacer productos más competitivos que otros ya presentes en el mercado, también se proponen cambiar nuestros hábitos. Tesla empezó revolucionando el mercado de las baterías eléctricas para los hogares para dar el salto a actividades que podrían implicar un antes y un después para nuestras vidas. Por ejemplo, Neuralink, su empresa de neurotecnología, quiere curar enfermedades graves con inyecciones, o perfeccionar las interacciones de los cerebros artificiales. Otra empresa, The Boring Company, quiere abaratar el coste de la perforación del subsuelo y construir redes de infraestructuras más eficientes. En Inteligencia artificial, Musk aspira a través de OpenAi a superar las capacidades del ser humano, y así hasta que lo imaginario deje de serlo, con permiso de Elon Musk.

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