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“Los catorce ochomiles son la culminación de un camino que un día comencé”

Edurne Pasaban posa en exclusiva para el objetivo de la revista Forbes © Pablo Tribello

Apinista, pero también empresaria, conferenciante, profesora, solidaria… Edurne Pasaban (Guipúzcoa, 1973) ha sido la primera mujer en completar la ascensión de los 14 ochomiles de la tierra y la vigésima primera persona que lo consigue. Fruto de esa dedicación y esfuerzo son los innumerables premios que ha recibido a lo largo de su carrera, entre los que destacan la Medalla de Oro al Mérito Deportivo y El Premio Reina Sofía a la Mejor Deportista del Año en 2011.

Empezó a escalar en roca a los 14 años. ¿Cómo una niña se interesa por este deporte? ¿Qué le aportaba?

En el País Vasco vivimos en un entorno de montañas, y es ver- dad que ahora mismo este tipo de actividades están muy de moda, pero por aquel entonces no. Siendo sincera, a los 14 años a mis amigas y a mí lo que nos interesaba no era precisamente la escalada, era el chico que daba el curso, pero enseguida me apasionó. Sobre todo, me aportada libertad y estar en el campo. Me daba la oportunidad de poder salir los fines de semana de mi pueblo e ir a diferentes lugares a escalar. Eso fue lo que me atrajo.


Para ascender a los 14 ochomiles empleó nueve años de su vida. ¿Por qué se marcó este reto?


Cuando empecé a escalar en el Himalaya e hice mi primer ochomil no pensaba en poder hacerlos todos, pero las cosas fueron sucediendo. Sumé ochomiles y cuando tenía ya 9 escalados pensé en el reto de los 14 ochomiles, antes hubiera sido una locura. Siempre pienso que los retos que una persona se plantea de alguna manera tienen que ser alcanzables, o tu lo tienes que ver posible. Cuando tienes 3 o 4 ochomiles pensar en terminar los 14 es una utopía. Los 14 ochomiles me han aportado muchas cosas, son la culminación de un camino que un día comencé y que dio sentido a una vida que había elegido tener.

¿Cuál ha sido el momento más duro que ha experimentado a lo largo de todos sus años como alpinista?

Los momentos más duros por desgracia no son los malos momentos que he pasado en la montaña, que también, como escalando el K2 o como en la bajada del Kanchenjunga. Los momentos más duros son cuando pierdes a un compañero de cordada, cuando vamos a una expedición cinco personas y volvemos cuatro, cuando vas a escalar al Pirineo, como fuimos un Enero de 2007 cinco amigos, y sufres un accidente en el que solo pudimos sobrevivir dos. Esos son los momento más duros, es cuando te preguntas muchas cosas y reflexionas sobre lo que estas haciendo.

Ha admitido que ha tenido problemas psicológicos. ¿Cómo una persona con su fuerza física puede llegar a sentirse ‘atrapada’? ¿Cómo ha superado esos momentos?

Eso es lo que se pregunta todo el mundo, y los médicos también. ¿Cómo una persona con mi fuerza y a todo lo que me he enfrentado puede sufrir una depresión? ¿Por qué todos, incluso la persona más fuerte que nos parezca, pueden sufrir esta enfermedad? La depresión es una enfermedad que es un tabú. La gente que tienes a tu alrededor algunas veces no entiende como puedes sufrirla, ya que ellos quizás ven que tu vida es ideal, pero tu no la puedes controlar. La manera de salir de esto es que primero tu seas consciente de que estas enferma y que pidas ayuda, eso es un gran paso, y también que los que estén a tu lado lo vean y lo acepten. Los especialistas y la medicina son importantísimos, siempre digo que no pasa nada por tener que tomar una pastilla al día, si ésta te ayuda. Yo lo superé porque pedí ayuda, porque mi familia y amigos me apoyaron, no lo escondieron, era una realidad en casa, y porque he tomado medicación durante muchos años.

A sus 44 años, ¿qué le queda por hacer como alpinista?


Ahora mis prioridades han cambiado al ser madre, pero eso no quita que no quiera seguir haciendo montaña y pudiendo ir al Himalaya. Me gustaría poder luchar por la igualdad de las mujeres a todos los niveles, por eso a finales de año voy a participar en una expedición de mujeres donde las otras expedicionarias son mujeres nepalís, mujeres jóvenes que son marginadas y rechazadas cuando les viene la menstruación, y son juzgadas y desterradas si escalan montañas. Tomaré parte en una expedición de mujeres del valle de Saipal, en Nepal, y escalaremos una montaña de 7.000 metros llamada Saipal.

Ahora combina su carrera deportiva con actividades empresariales. ¿Se podría decir que poco a poco se está desvinculando del alpinismo? ¿Tiene previsto retirarse?

Yo creo que un alpinista no se retira nunca, y tenemos un buen ejemplo con Carlos Soria, una persona que tiene una vitalidad increíble y que con 79 años todavía esta escalando en el Himalaya. A día de hoy es cierto que dedico más tiempo a actividades empresariales que al alpinismo, porque todo tiene etapas, y la verdad es que haciendo esto también soy muy feliz. Me dedico a poder trasmitir mis experiencias en el mundo de la empresa como conferenciante, donde creo que el paralelismo es muy grande, ayudo a gestionar grupos para conseguir equipos de alto rendimiento. También dirijo una pequeña agencia de viajes, en la que trabajamos para poder enseñar nuestro país y nuestras montañas al mundo entero. Ofrecemos todo tipo de actividades de montaña en nuestro país a todas las personas del mundo que quieran conocer que España, a parte de bonitas playas y muchísima cultura, es una región en la que tenemos grandes Parques Nacionales y muchas montañas.

Hace unos meses se reconcilió con Juanito Oiarzabal tras muchos años sin hablarse. ¿En qué punto se encuentra su relación?

Sinceramente para mí ,y creo que para Juanito igual, es como si estos casi 7 años que no hemos hablado no hayan existido, creo que todos tenemos que saber olvidar y perdonar. Pienso que la vida es muy corta y solo vamos a estar una vez aquí. Todos tendríamos que tener la capacidad de superar problemas y asuntos como estos y saber cerrar libros. Creo que no merece la pena vivir con rencores. Ahora mismo tenemos una relación de amigos, hablamos cada semana para ver como esta el otro. Me encanta poder sentir eso, me acerca mucho más a aquello que vivimos cuando estábamos escalando juntos. Soy feliz de esta manera.


Su ‘15 ochomil’ era ser madre. ¿Cómo es esta nueva etapa?

Preciosa, mejor de lo que me habían contado. Por supuesto que tienes que dejar cosas, pero no cuesta. Tus prioridades cambian, nunca lo hubiera pensado, sí me lo habían dicho, ¡pero tanto! Lo mejor es que no cuesta nada. Creo que no puedo pedir mucho más a la vida, haber hecho lo que me gustaba y cumplir un sueño que durante años tuve, ser madre.


Es autora de cuatro libros en los que muestra su relación con la montaña. ¿Tiene intención de publicar más?

Escribir es una cosa complicada y escribir cosas que interesen mucho más. Hace unos meses que me ronda alguna idea por la cabeza, pero de momento me falta tiempo.