Nacido en Omaha, Nebraska, el 20 de agosto de 1930, hijo de un corredor de bolsa, Warren Buffett demostró desde muy joven tener un talento innato para los negocios y las inversiones, tal vez porque él mismo se ha impuesto siempre una serie de reglas que le han ayudado a sufrir pocas decepciones. De ahí, por ejemplo, que haya apostado sin problemas por Coca-Cola pero jamás por una empresa informática: “No invierto en lo que no comprendo”, afirmó en una ocasión.


El niño que quería ser rico se reafirmaba con trece años al asegurar que ganaría su primer millón antes de los 30 “o saltaré del edificio más alto de Omaha”. Con 17 años, compró junto a un amigo una máquina usada de pinball y decidieron ponerla en una barbería. La iniciativa les dio tan buen resultado que no tardaron en tener varias de estas máquinas recreativas repartidas por distintos negocios de la ciudad. Buffett proseguía a pesar de todo repartiendo periódicos, con lo que había podido ahorrar ya 5.000 dólares, cantidad que rondaba los 10.000 en 1949. En la Universidad de Columbia conoció al destacado analista Ben Graham, que se convertiría en su mentor. Fue él quien convenció a un Buffett de 21 años de no poner rumbo a Wall Street, al menos hasta haber obtenido más experiencia. Y el joven se lo tomó en serio: volvió a Omaha, se convirtió en corredor de bolsa y en 1956 fundó Buffett Associates Ltd.Comenzaron entonces las inversiones en todo tipo de proyectos y la creación de otras empresas. Tardó un año más de lo previsto: Warren Buffett ganó su primer millón a los 31 años gracias a una compañía que fabricaba molinos de viento.