Un día cualquiera Ben Pasternak estaba aburrido en una clase de ciencias, así que decidió diseñar un juego para iPhone. Así nació Impossible Rush, un sencillo juego que le cambiaría la vida. Pronto acumulaba un millón y medio de descargas, alcanzando el número una en la Apple Store. Ben tenía quince años.
Ante semejante éxito no es de extrañar que inversores de Silicon Valley no tardasen en llamar a su puerta ofreciéndole suculentas ofertas para que se fuese a trabajar a Estados Unidos. Sin embargo, a sus padres no les entusiasmaba la idea de que no terminase el instituto ni fuese a la universidad, así que llegaron a un acuerdo con él: si Ben lograba reunir el dinero suficiente para desarrollar una nueva aplicación, ellos le darían su bendición para hacer lo que quisiera.
Tan solo un año después de que su primera ‘app’ lograse el número uno de descargas mundiales en la Apple Store, Ben logró reunir dos millones de euros para su siguiente proyecto. Dejó el instituto y su Australia natal para mudarse a Nueva York, donde vive en su propio apartamento aunque reconoce que llama a sus padres “cada veinte minutos”. “No sabía si era legal que alguien tan joven viviera por su cuenta en este país”, bromeó Pasternak en una entrevista con The New York Post.
El proyecto que hizo que dejase todo atrás para lanzarse a la conquista de Silicon Valley fue Flogg, la compañía de la que hoy es fundador y CEO. Flogg una especie de híbrido entre Wallapop y Tinder, ya que permite comprar objetos que otros usuarios ya no necesitan incluyendo la novedad de que no funciona por geolocalización, sino en función de tus amistades. Es decir, la compraventa no se desarrolla entre vecinos desconocidos, sino entre amigos y amigos de amigos. Se trata, por tanto, de una especie de mercadillo virtual que funciona como una red social. Concretamente, como Tinder, ya que para confirmar que algo te interesa o no te gusta simplemente hay que deslizar el dedo del mismo modo que se hace en la ‘app’ para buscar pareja.
De esta forma que así contada parece sencilla, un chaval de dieciséis años se ha convertido en el protegido de los peces gordos de Silicon Valley. John Malonet, antiguo presidente de Tumblr, Paul Bricault, Josh Elman, Justin Caldbeck o Jonathan Teo, responsables de que en su día salieran adelante proyectos como Snapchat, Twitter o Instagram, han invertido en el proyecto de Ben para que pueda cumplir su sueño. Y eso que él ni siquiera puede brindar con una copa para celebrarlo.