Los satélites viejos no mueren. Se desvanecen. Bueno, más técnicamente, son empujados suavemente con su último resto de combustible hacia la atmósfera terrestre para que la fricción resultante los incinere inofensivamente.
En cualquier caso, el principal objetivo de Orbit Fab es acabar con los días en que los satélites aún útiles se desechan porque se han quedado sin combustible. Su objetivo es construir una red de depósitos de reabastecimiento orbitales que puedan mantener los satélites en órbita durante más tiempo. Ya cuenta con el respaldo del Ministerio de Defensa y ha desarrollado una norma abierta para los puertos de reabastecimiento que utilizan los fabricantes de satélites.
La empresa, con sede en Colorado, ha anunciado que ha captado 28,5 millones de dólares en una ronda de capital de serie A, liderada por 8090 Industries, lo que eleva su inversión total en capital riesgo a 31,6 millones de dólares. La empresa declinó indicar una valoración.
Para Daniel Faber, CEO de Orbit Fab, la prolongación de la vida útil de los satélites es una progresión natural a partir del estándar de cohetes reutilizables establecido por SpaceX. «Si no tienes un cohete reutilizable, estás acabado», afirma. «Eso es lo que busca la industria. En un par de años, si no tienes un satélite reutilizable, también estás acabado. Ése es el cambio de paradigma que la gente está aceptando».
Crear una infraestructura que permita repostar los satélites es más fácil de decir que de hacer. Por un lado, es difícil conseguir que los fabricantes inviertan en capacidades de reabastecimiento sin que haya infraestructura de reabastecimiento y viceversa, dice el analista de la industria espacial Chris Quilty. «Es el clásico problema del huevo y la gallina».
Dicho esto, el incentivo financiero es enorme. Los grandes satélites geoestacionarios que alimentan aplicaciones como las redes de comunicaciones pueden costar cientos de millones, incluso miles de millones de dólares, y sólo lanzarlos puede costar decenas de millones. Pero la gravedad de la Tierra, el Sol y la Luna pueden desviar ligeramente esos satélites de su trayectoria deseada, lo que requiere combustible para mantenerlos en posición. Actualmente, Orbit Fab calcula el coste de repostar uno de esos satélites en 20 millones de dólares por 100 kg de hidracina, que puede ayudar a los satélites a permanecer en posición durante más tiempo, alargando su vida útil.
«Tienes un activo en órbita, debes tratarlo como tal», afirma Faber. Añade que la otra ventaja de repostar en el espacio es que resulta más barato que lanzar la misma cantidad al espacio en primer lugar. Eso significa que un satélite no tendría que lanzarse necesariamente con el depósito de combustible lleno, lo que reduciría los costes de ponerlo en órbita, donde podría reabastecerse más barato. Faber señala que «trasladar ese gasto de capital que supone poner todo el combustible en el depósito a un gasto operativo cambia las reglas del juego».
Desde su fundación en 2018 por Faber y el exalumno de Forbes 30 Under 30 Jeremy Schiel, la compañía ha dado una serie de pasos para construir una infraestructura de abastecimiento de combustible en órbita. En 2019, demostró que su hardware de reabastecimiento funcionaba cuando se convirtió en la primera empresa privada en suministrar agua a la Estación Espacial Internacional. Una de sus principales innovaciones es la «Rapidly Attachable Fuel Transfer Interface» o RAFTI, que es un estándar de licencia abierta para puertos de reabastecimiento en naves espaciales que ha sido adoptado por varias agencias gubernamentales, incluido el Departamento de Defensa, y más de 100 entidades comerciales.
Según Quilty, la aceptación del Departamento de Defensa es crucial para las perspectivas de futuro de la empresa, ya que establece una norma que la industria está siguiendo. Además, la empresa construye el hardware de interfaz y colabora con los fabricantes de naves espaciales para fomentar su integración. «Es un modelo de negocio muy, muy inteligente», comenta.
Además de adoptar la norma RAFTI, el gobierno federal también ha firmado contratos por valor de 21 millones de dólares con Orbit Fab para repostar satélites de la Fuerza Espacial y desarrollar depósitos de acoplamiento orbital. Estos proyectos se pondrán en marcha en 2024.
La empresa también está suscribiendo acuerdos con el sector comercial, incluido un contrato que firmó el año pasado con Astroscale, con sede en Tokio, que está desarrollando satélites destinados a eliminar basura espacial. (Por cierto, otra ventaja de contar con satélites recargables es que, para empezar, hay menos basura en órbita, afirma Faber). Además, la empresa ha firmado acuerdos con las empresas espaciales Phase Four, Dawn Aerospace y Neutron Star Systems.
Con la nueva ronda de inversión, Faber afirma que su empresa pretende acelerar el desarrollo de su infraestructura y ampliar su equipo contratando a 25 personas más para complementar su plantilla actual de unos 60 empleados. Con un equipo más grande y más capital, Faber afirma que su empresa podrá acelerar el desarrollo no sólo de su empresa, sino de la industria espacial en general.
«El valor que se crea haciendo que los satélites sean reutilizables y permitiéndoles hacer cosas que antes no podían hacer es increíble», afirma. «Y eso es realmente lo que impulsa esta inversión».