Esto no solo afecta a los empleados. Los emprendedores de mayor éxito, han vivido en sus propias carnes también este cambio. Muchos de ellos comenzaron sus empresas, ahora millonarias, desde su propia casa.
Ene Koum y Brian Acton, los dos ex empleados de Yahoo!, crearon WhatsApp, la experiencia de mensajería más rica y una conexión instantánea que atrajo a una base internacional de usuarios. Al vender su startup a Facebook por 19 mil millones de dólares sus fortunas aumentaron, pero todo el trabajo que realizaron para desarrollar WhatsApp se llevó en la cocina de Acton y en cafés con conexión a internet.
Otra caso como este es el de Markus Persson, creador de Minecraft, el juego que resultó un éxito internacional. Persson, un desarrollador de juegos experimentado y dotado, desarrolló el programa en sus horas de descanso mientras trabajaba en la compañía de intercambio de fotos Jalbum. En 2010 dejó el trabajo por completo para dedicarse al desarrollo del juego, el cual acabó vendiéndose a Microsoft por 2,5 mil millones de dólares.
La fundadora de Spanx, Sara Blakely, también ha tenido una historia parecida. Su propio deseo de crear una ropa más cómoda la llevó a diseñar y patentar sus propios panties, desde casa y en sus horas libres. En el año 2000, Blakely lanzó sus productos y ha continuado su expansión hasta este momento, que incluye una línea de productos de mecla que moldea la figura como ropa para hacer yoga y sujetadores.
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