Existen bastantes y muy buenas marcas de cigarros puros, así como procedencias de los mismos. Sin embargo, pocos gozan de la tradición y la reputación de los Habanos, y más aún de los que van abrazados por la vitola de Cohiba. En este año que se despide, la casa cubana celebra sus cincuenta años de historia, medio siglo que arrancó de forma bastante peculiar y para nada premeditada, y que ha ido asistiendo a la implantación y crecimiento de una compañía hoy ya imprescindible.
Con motivo de la celebración, ha llegado al mercado español una edición exclusiva de Maduro 5 Mágicos, un estuche de 15 habanos con un añejamiento adicional de al menos 5 años una vez torcidos. Se trata de una edición limitada de 4.000 estuches numerados y con una doble vitola en cada cigarro. Una fumada de lujo para celebrar el 50 cumpleaños de una marca que nació, cuentan, entre los dedos de Fidel Castro.
El escolta de Fidel
Bienvenido Pérez Salazar, al que todos conocían como Chicho, era un soldado cubano destinado a comienzos de los sesenta a la escolta de Fidel Castro, alcanzando el puesto de jefe de la misma. Como tantos otros cubanos Chicho era un entregado fumador de puros, surtido en ocasiones por un amigo que trabajaba en el sector: Eduardo Rivera. En cierta ocasión éste le entregó lo que se conoce como una fuma, un puro preparado por el torcedor para su propio disfrute. Aquella fumada le entusiasmó tanto que le entregó otra de esas fumas al propio Fidel Castro.
El líder cubano quedó encantado con aquel cigarro sin vitola, tanto que le pidió a Eduardo Rivera que creara más para él. Estaba tan convencido de la excelencia del producto que, ya en 1964, Fidel Castro decidió convertir aquellos cigarros en regalos diplomáticos para los jefes de Estado extranjeros y otras personalidades que recibía. Aquel mismo año se creó una fábrica en un antiguo club campestre para poder responder a la demanda cada vez mayor de estos puros, que serían finalmente bautizados en 1966, año en el que se establece oficialmente su nacimiento.
Fue la guerrillera y colaboradora de Fidel, Celia Sánchez Manduley, quien propuso el término con el que los aborígenes cubanos se referían al tabaco: Cohiba. A partir de ese momento, y con la producción trasladada a la hoy famosa Fábrica El Laguito, la popularidad de aquellos puros fue extendiéndose por toda la isla, pasando a comercializarse más allá del Palacio de la Revolución. En 1969 llegó así el primer diseño ya comercial, además de los nombres comerciales de los diversos formatos: Laguito, Lanceros, Coronas Especiales, Panetelas…
No sería hasta 1982 cuando Cohiba llegó al resto del mundo, presentando su primera colección internacional en un acto en el hotel Ritz de Madrid, escenario también, ya en 1989, de la presentación de la Línea Clásica, con los Espléndidos, los Exquisitos y los Robustos.
Buena parte del secreto de estos cigarros radica en que se trata de la única marca de habanos en la que tres de los cuatro tipos de hojas que se utilizan en su elaboración, seco, ligero y medio tiempo, experimentan una fermentación adicional en barriles, un proceso que marca a los cigarros con un aroma y sabor característicos; tres fermentaciones en lugar de las dos habituales. Además, el tabaco empleado para elaborar los puros Cohiba procede de “la selección de la selección”Ede las cinco mejores Vegas de Primera de los distritos tabacaleros de San Juan y Martínez y San Luis, en la zona de Vuelta Abajo, lo que asegura el tabaco de la mejor calidad.
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