El que se jugará en 2030 será el primer mundial que se disputará en tres continentes: Sudamérica, Europa y África. Esto se debe a que la parte inaugural del torneo comenzará en Uruguay, Argentina y Paraguay. Posteriormente, cada fase se disputará entre España, Portugal y Marruecos. Precisamente en España, probablemente a Madrid, le tocará la final.
Esta decisión de la FIFA permitirá un notable flujo de turistas entre los diferentes polos futbolísticos delimitados y una inyección de dinero nada desdeñable. El año 2030 representa un momento que podríamos definir como kármico en la historia del deporte más seguido de la historia, ya que conmemora el centenario de 1930, es decir, del primer Mundial disputado en Uruguay. La FIFA ha decidido regalar este momento precisamente al estadio Centenario de Montevideo.
Desde entonces, la sociedad y, por tanto, también el fútbol han cambiado considerablemente; han cambiado las reglas, además, obviamente, de los ídolos que han hecho la historia de este deporte; pero lo que sin duda ha revolucionado es la aportación económica dada y recibida por el fútbol.
En cifras
Para contextualizar con cifras, ya sabemos que España, para financiar infraestructuras y gestionar la organización de gran parte del evento, recibirá un beneficio estimado de 5.000 millones de euros. Por supuesto, cuando hablamos de estas cifras nos referimos a todo lo que rodea un evento de esta magnitud: no solo el balón, sino también hospitalidad, nuevas infraestructuras, turismo y transporte. Creando un efecto multiplicador en sectores clave de la economía.
El torneo no solo movilizará a miles de trabajadores en la construcción y adecuación de estadios, sino que también impulsará empleo temporal en servicios, restauración y logística, generando oportunidades para pymes y empresas locales. Se estima que se crearán al menos 80 000 nuevos puestos de trabajo. Las ciudades sede, probablemente Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, entre otras, se preparan para recibir a millones de aficionados de todo el mundo, con proyectos de movilidad, alojamiento y experiencias culturales diseñados para maximizar la visita turística.
1. Inversiones en infraestructura
Gran parte de este capital se destinará a renovación y construcción de estadios, adecuación de instalaciones deportivas y mejoras en transporte urbano y regional. Esto significa contratos para constructoras, empresas de ingeniería, proveedores de materiales y servicios de mantenimiento, generando miles de empleos directos e indirectos durante varios años antes del torneo.
2. Turismo y hostelería
El flujo de aficionados internacionales impulsará de manera significativa hoteles, restaurantes, transporte urbano, alquiler de vehículos y actividades culturales. Las ciudades anfitrionas se preparan para recibir millones de turistas con programas turísticos temáticos, paquetes combinados de fútbol y cultura, y eventos paralelos que multiplicarán el gasto por visitante. Cada euro invertido en promoción y organización genera un retorno económico notable, beneficiando tanto a grandes cadenas como a pequeñas empresas locales.
3. Oportunidades para pymes y emprendedores
El Mundial abre oportunidades únicas para empresas pequeñas y medianas: servicios de catering, merchandising, tecnología (apps de gestión de entradas, experiencias inmersivas), seguridad privada, marketing digital y eventos complementarios. Los emprendedores pueden capitalizar la visibilidad global del torneo para lanzar nuevos productos o servicios, desde experiencias gastronómicas temáticas hasta paquetes turísticos innovadores.
4. Sector financiero y patrocinios
La llegada de marcas internacionales como patrocinadores y socios comerciales del torneo genera inversiones extranjeras y alianzas estratégicas. Bancos, aseguradoras y compañías de seguros deportivos también se benefician, ofreciendo productos vinculados al evento, desde seguros de viaje hasta financiación de proyectos ligados al Mundial.
5. Legado económico y desarrollo sostenible
El dinero invertido no solo cubre el torneo, sino que también crea infraestructura útil a largo plazo: estadios multifuncionales, mejoras en transporte y alojamiento, y una mayor profesionalización del sector turístico. Esto significa que la inversión tiene un efecto duradero, estimulando la economía local durante años posteriores al Mundial.
En definitiva, el Mundial 2030 será mucho más que un torneo de fútbol: será una oportunidad para España de mostrar su capacidad organizativa, atraer turismo de calidad, dinamizar la economía y dejar un legado cultural y deportivo que trascenderá más allá de los 90 minutos de cada partido.
