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Final de Champions: la batalla por la gloria… y el cheque

Hoy sábado 31 de mayo, el Allianz Arena (Múnich) acogerá la gran final de la UEFA Champions League, donde el París Saint-Germain y el Inter de Milán se enfrentarán por el título más prestigioso del fútbol europeo.

Ambos equipos han superado duras eliminatorias para llegar a esta final. El PSG se enfrentó a partir de los octavos de final a tres clubes ingleses: Liverpool, Aston Villa y Arsenal, en los que los parisinos demostraron superioridad en cada uno de esos encuentros y consiguieron su pase a la siguiente ronda. 

Por su parte, el Inter de Milán también ha tenido un recorrido intenso, dejando en el camino a gigantes como el Bayern de Múnich y el FC Barcelona.

Ahora, con la final a la vista, ambos equipos no solo buscan alcanzar la gloria deportiva, pues levantar la “Orejona” representa más que un título, implica un impacto económico considerable. Tanto el campeón como el subcampeón reciben una compensación millonaria, pero las diferencias entre alzarse con el trofeo o quedarse en la orilla son notables. Ser finalista ya es un logro, pero ganarla cambia todo en prestigio, en historia y, por supuesto, en ingresos.

El equipo que termine siendo subcampeón recibirá 18,5 millones de euros, mientras que el ganador de la final se llevará 25 millones de euros.

Sin embargo, el verdadero valor económico está en el recorrido completo de la competición, ya que desde la fase de grupos por cada victoria se otorgan 2,1 millones de euros y por cada empate 700.000 euros

Una vez iniciadas las rondas eliminatorias, las cifras se incrementan considerablemente, pues por un lado la clasificación a octavos de final otorga a los equipos 11 millones de euros, el pase a cuartos de final 12,5 millones y llegar a semifinales 15 millones de euros.

Ya que los pagos son acumulativos, el club que se corone campeón puede llegar a ingresar más de 100 millones de euros únicamente por méritos deportivos. Una cifra que no incluye los ingresos adicionales por derechos televisivos, patrocinios o venta de entradas, que también aumentan a medida que un equipo avanza.

En definitiva, más allá de la gloria futbolística, lo que está en juego en Múnich es un botín millonario que convierte a la Champions en una de las competiciones más valiosas del deporte mundial.