De la gran cantidad de ejemplos recientes sobre cómo el uso inteligente de los datos puede mejorar la vida de las personas en la ciudad, uno de los más originales es el Programa de Giros Suaves del Departamento de Transporte de la Ciudad de Nueva York (NYC DOT). Está basado en los hallazgos de un “Estudio sobre Accidentes de Peatones y Bicicletas al Girar a la Izquierda”.
La investigación descubrió que la tasa de muerte o de lesiones graves de peatones y ciclistas por un vehículo que gira a la izquierda es tres veces mayor (19%) que la de los que giran a la derecha (6%). A partir de esa información, el NYC DOT diseñó el programa y lo implementó en 1.101 intersecciones, logrando una disminución del 33% en las lesiones graves.
Como en toda etapa temprana de implantación a gran escala, las tecnologías digitales están dando resultados dispares. El fracaso más sonoro fue la cancelación del proyecto urbano de Sidewalk Labs, empresa vinculada a Google, en Toronto, debido a la preocupación por la recolección masiva de datos personales.
Los datos de videovigilancia actuales resultan estremecedores. China, con al menos una cámara por cada dos personas, lidera el ranking, seguida por India. Un informe de NeoMam Studios sitúa a Washington DC como la ciudad más vigilada entre las grandes urbes y a Dubái como la primera en cámaras por km².
La captación de información no basta. La inteligencia artificial generativa (IA) abre nuevos paradigmas para la ciudad. Problemas como la salud, la movilidad, la delincuencia o la desigualdad son sistémicos, y gran parte de los datos permanece oculta en silos administrativos.
Entre los casos de éxito destaca Detroit (EEUU), que tras su bancarrota municipal en 2013 abordó la fragmentación tecnológica. Hoy, gracias al trabajo del Departamento de Innovación y Tecnología (DoIT), dispone de una infraestructura centralizada de referencia, con proyectos como Detroit Street View.
En esta misma línea se sitúa Santi Garces, director de innovación de Boston, referente en el uso de la IA generativa aplicada a la gestión pública. Destaca su colaboración con Bidbot, una aplicación que facilita el acceso a la información sobre licitaciones públicas.
El académico Stephen Goldsmith propone el concepto de StatGPT, que integra modelos estadísticos clásicos como CompStat y CitiStat con IA generativa para optimizar los servicios municipales.
Por su parte, la profesora del MIT Sarah Williams plantea la creación de modelos de lenguaje pequeños (SML) adaptados a comunidades locales, cocreados por los residentes y coproducidos por la ciudad, capaces de reflejar los valores comunitarios.
En un enfoque complementario, Giacomo Grassi y Walter Iannini, del INPS italiano, exploran la simplificación del lenguaje administrativo mediante IA generativa. Tras validar el modelo con 1.600 usuarios, concluyen que se trata de una “innovación virtuosa” con impacto real.
Finalmente, Miguel Carrasco, de Boston Consulting Group, estima que la IA puede elevar la eficiencia administrativa hasta un 40%, permitiendo reasignar recursos públicos. Como resume Alicia Asín, CEO de Libellium: el sector público podrá rendir cuentas gracias a los datos.
