Llevamos días e incluso semanas escuchando en todas partes una y otra vez el binomio Black Friday, una tradición que hemos adoptado del mercado norteamericano pero que, en Europa y por supuesto en España, hemos sabido darle un sentido propio convirtiendo esta fecha en la casilla de salida de las compras navideñas. Según un estudio de Google, un 40% de la población comprará, o tiene intención de hacerlo, algo durante esta campaña.
Este año, con todo lo que está pasando, el Black Friday es para muchos sectores una oportunidad para recuperar las ventas pérdidas provocadas por los confinamientos y cierres obligatorios de negocios. Sin embargo, unirse a esta campaña supone una inversión por parte de las marcas, y en el contexto actual, muchos negocios no pueden soportarla, así que es más importante que nunca pararse a valorar los pros y contras antes de tomar la decisión.
Pero, ¿qué decanta la balanza? Sin duda, hay que tener muy claro cómo encaja el Black Friday en la propuesta de valor y misión de la marca. Cada vez más los consumidores demandan a las marcas que sean comprometidas y que entre sus principios estén valores como la sostenibilidad o la proximidad. Si celebrar la campaña tiene un impacto positivo para los clientes finales y para los proveedores, tiene sentido celebrarla.
Sí al Black Friday
En nuestro caso, reflexionamos sobre ello y decidimos lanzar la campaña porque refuerza dos pilares muy importantes de Colvin. Primero, nosotros creemos que las personas viven mejor en un espacio con flores y plantas, así que nuestra misión es la de acercar la naturaleza al máximo número de personas posibles. Nacimos para democratizar el consumo de flores y las plantas, así que este día nos da la oportunidad de explicar nuestra visión sobre los beneficios de tener flores y plantas en casa y la importancia de compartirlo con nuestros seres queridos.
Segundo, celebrar esta campaña en Colvin tiene un impacto positivo para nuestros agricultores que están sufriendo los efectos de la pandemia. Tenemos un tejido de agricultores con los que trabajamos directamente, sin intermediarios, por lo que incrementar las ventas implica dar más beneficios a familias que trabajan el campo desde hace muchas generaciones y que con la irrupción de la pandemia se han visto obligados a desechar cosechas enteras y asumir pérdidas.
“Nature Friday”
Todo esto nos lleva a replantearnos la importancia de hacerlo a nuestra manera y a su vez, respetando los principios de sostenibilidad y consumo responsable. En Colvin celebramos el “Nature Friday“. Nuestros productos provienen de la tierra, de unos agricultores que no usan pesticidas para cultivar flores o plantas y son respetuosos con el medio ambiente. Las plantas y flores ofrecen bienestar y es un producto con una durabilidad, es decir, no responden a un consumo rápido. Cuando un cliente compra un ramo o una planta lo hace porque quiere convertir su hogar en un espacio más saludable, o bien porque quiere enviar un Colvin a una persona querida.
Así que este año hemos creado una colección de productos especiales que nos ayudan a acercar aún más nuestra misión al usuario. Por ejemplo, hemos creado unos packs especiales para la colección de plantas que suman una pareja de mini-plantas al set. Esto consigue los dos objetivos que nos marcamos cuando decidimos seguir adelante con la campaña: sumamos naturaleza y bienestar para el cliente, y ayudamos a un agricultor más.
Creo que nuestra responsabilidad de hacer que las personas se sientan mejor y puedan sentirse cerca de sus seres queridos, actualmente es de vital importancia.
Andrés Cester es CEO y cofundador de Colvin, el primer comercio vertical que ha apostado por digitalizar el sector de las flores y plantas en Europa apostando por un modelo disruptivo basado en la desintermediación del producto y de la cadena de suministro.
Su misión; conectar a las personas y llenar los hogares de vida y color mediante las flores y plantas, apostando por diseños exclusivos con flores de temporada y ofreciendo una experiencia de usuario única y memorable.
Cester cuenta con un BBA de ESADE Business School y participó en 2014 en un programa de intercambio en Singapur, en Nanyang Technological University; tiene un curso en Asset Pricing por la Booth School of Business y otro de Organizational Analysis por Stanford University; y habla cinco idiomas.
Antes de ser emprendedor, trabajó en Citigroup como Investment Banking Analyst
¿Su flor preferida? Las peonías.