Opinión Javier Ortega Figueiral

Victoria Europea

Un Airbus A320neo usado como avión de pruebas por el constructor, en la factoría de Toulouse. (S.Ramadier)

Quizá esté leyendo este texto en un avión. Quizá esté esperando a embarcar en uno mientras lee estas líneas o empieza a leer este artículo tras desembarcar de su vuelo. ¿Se ha fijado en qué modelo de avión está viajando, va a viajar o ha volado?

Generalmente, este es un tema que al viajero no le importa demasiado («que me lleve rápido y puntual», es la idea habitual), aunque para la economía de Europa y de Estados Unidos tiene su peso. Les recuerdo algo: si han volado con Iberia o Vueling, han viajado en un Airbus. Si lo han hecho con Air Europa, Norwegian o Ryanair, han ido en un Boeing. Si su vuelo ha sido con Binter Canarias, han usado un ATR francoitaliano o un Embraer brasileño. Este último matiz no es casual. Binter, como Air Nostrum, que opera CRJ canadienses y los ATR italianos y franceses, no juega en la liga Airbus-Boeing o UE vs. EE.UU., como buena parte del sector. Y de eso quiero hablarles hoy: del quizá muy manido tema de la industria aeronáutica estadounidense contra la europea, una guerra comercial y tecnológica que se lleva dirimiendo desde hace décadas y en la que, por fin, y aun norteamérica jugando con 20 años de ventaja, Europa ha ganado una batalla decisiva: la del pasillo único.

Y es que el Airbus A320 ha superado estas semanas al Boeing 737 como el avión comercial más vendido del mundo. Para ponerlo en perspectiva, el 737 despegó por primera vez en 1968, mientras que el A320 lo hizo dos décadas después, en 1988. En septiembre de 2025, Airbus alcanzó las 12.257 unidades entregadas de su A320, superando las 12.254 del 737, según datos oficiales de ambos fabricantes. Un hito que no solo refleja el éxito de Airbus, sino también la capacidad de la industria europea para desafiar y superar a un gigante que parecía imbatible.

La planta de montaje de los 737 de Boeing en Renton, Estados Unidos.

Les reconozco una cosa: cuando Iberia tenía una flota muy heterogénea y los horarios se editaban en libros de papel, me fijaba en qué avión iba a volar. Si no había un horario muy determinado, optaba por escoger uno en el que “se volaba en tal modelo”. Ahora las compañías buscan una eficiencia mayor en tripulaciones y mantenimiento y suelen tener flotas muy estandarizadas. Como les contaba al principio, hoy sabes que si vuelas con tal o cual compañía lo harás en un Airbus o en un Boeing; quizá el modelo o serie cambie, pero la base es la misma.

Con esta idea, y celebrando que la industria europea ha batido a un avión que parecía imbatible, les digo: ¡viva la industria europea! Pero, ojo, maticemos una cosa: la estadounidense aún tiene mucho que decir. Un ejemplo cercano: los planes de futuro de la flota de Vueling, que lleva más de 25 años fiel a Airbus, sorprenden al anunciar que cambiará todos sus aviones a Boeing, apostando precisamente por el modelo batido estos días, el 737. Así, del mismo modo que una importante compañía europea como EasyJet transitó de Boeing a Airbus en su momento, esta empresa del grupo IAG hará el camino contrario: de Airbus a Boeing. Este movimiento alimenta, para bien, la eterna competencia en la que, un día u otro, China meterá su nariz. Al tiempo.

La brasileña Azul es una de las compañías clientes del fabricante europeo en el continente americano. (A.Domenjou)

El trasfondo de la victoria europea

El éxito del A320 no es casualidad. Airbus ha sabido capitalizar la demanda de aviones más eficientes y sostenibles, con motores que reducen el consumo de combustible y el ruido. Su plan de fabricar 75 A320 al mes para 2027, respaldado por diez líneas de ensamblaje globales, apunta maneras. A pesar de los problemas recientes con el suministro de motores y piezas básicas, Airbus ha estabilizado su producción, entregando aviones a un ritmo que Boeing no ha podido igualar.

Boeing, por su parte, ha enfrentado serios desafíos. Los trágicos accidentes del 737 MAX en 2018 y 2019, paralizaron las entregas durante 20 meses y dañaron su reputación. Desde marzo de 2024, la FAA ha limitado su producción a 38 aviones al mes tras un incidente con un 737 MAX 9, y aunque Boeing planea aumentar a 42 unidades mensuales, la autorización sigue en el aire. Sin embargo, no todo son malas noticias: en septiembre, Boeing entregó el 737 MAX número 2.000 a Ryanair y mantiene una cartera de pedidos de 6.579 aviones, valorada en más de 600.000 millones de dólares.

En los próximos años Vueling dejará de ser fiel usuario de Airbus para pasar a operar una flota 100% Boeing.

Una competencia que no termina

La victoria del A320 es un hito, aunque de ningún modo el fin de la guerra. Boeing sigue siendo un titán, con modelos como el 787 Dreamliner y una base de clientes leales. La decisión de Vueling de pasarse al 737 es una prueba de que el fabricante estadounidense no está vencido. Y mientras Europa y EE.UU. se disputan el cielo, no podemos ignorar que China, que con su Comac C919, está esperando su momento para entrar en la partida. Lo dicho antes: al tiempo.

La industria aeronáutica es un reflejo de la innovación, la resiliencia y la competencia global. Hoy, Europa celebra, pero la carrera sigue. Así que, la próxima vez que vuele, fíjese en si va en un Airbus o un Boeing y elija asiento de ventana. Detrás de ese avión que le lleva hay una historia de rivalidad, tecnología y ambición entre dos continentes.