Opinión Javier Ortega Figueiral

Brava, Bettina

Bettina Kadner se asoma por la ventana del Airbus A320neo que lleva su nombre. (IB)

Fue a las puertas de un hangar de La Muñoza, el corazón técnico de Iberia en Madrid. No era solo la presentación de un nuevo Airbus A320neo, con su eficiencia y capacidad para 186 pasajeros. Era el bautizo de un icono: Bettina Kadner, la primera mujer piloto comercial en España, que, en 1969, con apenas 22 años, rompió el monopolio masculino de las cabinas de vuelo.

 Iberia decidió que el avión matriculado como EC-NFH lleve su nombre por los cielos y aeropuertos europeos a los que vuela, un homenaje a una persona que involuntariamente marcó la historia de la aviación española. Por cierto, Bettina no es solo una pionera; es una de las escasas figuras en la historia de la aviación que puede presumir de tener dos aviones surcando los aires en su honor. En 2021, Air Nostrum, la franquiciada de Iberia para vuelos regionales, ya la inmortalizó en uno de sus Bombardier CRJ-1000, un gesto emotivo en plena pandemia que contó con una tripulación íntegramente femenina para su primer vuelo entre Valencia e Ibiza. Cuatro años después, Iberia, donde Bettina llegó a comandante de la flota de Airbus A319, A320 y A321 hasta su jubilación en 2006, cierra el círculo.

En 2021, aún en tiempos de mascarillas obligatorias, Air Nostrum bautizó uno de sus CRJ-1000 en su hangar de Valencia con el nombre de la aviadora.

«Es un honor que uno de nuestros aviones lleve el nombre de Bettina Kadner», declaró Marco Sansavini, presidente de Iberia, en la ceremonia del pasado 28 de septiembre. «Ella abrió puertas para quienes vinieron después, y este es nuestro mensaje de diversidad e igualdad para las nuevas generaciones».

Por mi parte, recuerdo con emoción un momento que me marcó profundamente. En 2019, la Fundación ENAIRE y la Dirección General de Aviación Civil me encargaron organizar el acto de apertura del Centenario del Transporte Aéreo en España (1919-2019). Se eligió La Arquería de Nuevos Ministerios, en Madrid, como escenario para una jornada histórica e invité al arquitecto y aviador Jon Tugores y al también aviador y meteorólogo Florenci Rey a que me acompañasen ese día en el escenario. Ellos fueron fundamentales para que las cosas salieran bien ese día, aunque no tuve duda: la invitada especial tenía que ser Bettina. Su presencia, serena y luminosa, elevó el evento a algo más que una conmemoración.

Bettina Kadner durante su intervención en el acto inaugural del centenario del transporte aéreo en España. (Ministerio de Transportes)

Fue un puente entre el pasado heroico (que ella nunca reconoce) y el futuro prometedor de nuestra aviación. Verla compartir anécdotas de sus casi 24.000 horas de vuelo, de cómo impulsó la creación del Colegio de Pilotos de Aviación Civil (COPAC) y el CESDA en Reus, el primer centro universitario de formación de pilotos en España, me encantó… y reconozco que cuando me miró a los ojos al presentarla, se me quebró la voz y humedecieron los ojos. En ese instante, entendí que personajes como ella no solo vuelan aviones; elevan almas.

Hoy, en un sector que durante décadas fue eminentemente (e inexplicablemente) masculino, Kadner inspira a futuras generaciones. Su trayectoria, desde sus inicios en Spantax hasta convertirse en la segunda comandante de Europa en 1972, demuestra que los techos de cristal se rompen con pasión y coraje. Pero, como en tantas profesiones, queda mucho por hacer.

Kadner junto a la aviadora María Aburto, otra de las comandantes pioneras de Iberia. (IBE)

Según datos del sector, las mujeres representan aún menos del 6% de los pilotos comerciales en el mundo, y en España, aunque hemos avanzado, la brecha persiste. Figuras como Bettina nos recuerdan que la igualdad no es un lujo, sino un despegue necesario.  Iberia, con este acto organizado el último domingo de septiembre, no solo celebra a Bettina. La compañía ya había extendido el homenaje a otras ilustres aviadoras pioneras españolas, bautizando más A320neo en su honor. Un A320neo se llama Pepa Colomer, la instructora de vuelo que en 1931 se convirtió en la primera piloto catalana y llegó a servir en la Guerra Civil como oficial republicana. Otro Airbus gemelo recuerda a María Bernaldo de Quirós, la «Miss Golondrina» que en 1928 obtuvo el primer título de piloto femenino en España y deslumbró con sus acrobacias en exhibiciones de los años 30.  Sus aviones (con matrículas EC-NZP para Colomer y EC-NJU para Bernaldo de Quirós) surcan rutas europeas, recordándonos a personas del aire que el tiempo no ha apagado.

Asomada en la ventana de un Airbus a principios de los 2000. Posiblemente no imaginaría que 20 años después volvería a hacerlo en un homenaje a su persona. (IBE)

Sin embargo, creo que hay algo especialmente poético en celebrar a alguien en vida, como a Bettina. No es un epitafio póstumo, sino un «¡brava!» en pleno vuelo, un aliento para que siga guiando desde tierra a quienes sueñan con los mandos. Brava, Bettina. Que tu nombre inspire a miles de jóvenes (y a niñas o niños) a mirar al cielo sin límites.