La aviación, sector del que les hablo desde aquí semanalmente, combina precisión, esfuerzo y sueños. Hoy les quiero destacar dos nombres que quizá no les suenen… o sí, y me darán una agradable sorpresa. Desde perspectivas distintas, ambos fortalecen el sector aeronáutico en España: uno es Sergat, la agencia de comunicación que trabaja con gigantes de la aviación como Emirates o Delta, además de gestionar con éxito la imagen pública de aerolíneas como la alemana Condor, la neerlandesa Transavia o la islandesa Play Airlines. El otro nombre es Air Hostess, una red de centros que forma desde hace décadas a tripulantes de cabina (TCP). Sus historias, junto a un evento relevante del sector del que les voy a hablar en unas líneas y la importancia de una profesión clave, muestran que el trabajo bien hecho puede dejar huella, y creo que estos profesionales del aire merecen reconocimiento desde esta columna.
1. Una agencia que da voz
Desde 1987, Sergat, con oficinas en Barcelona y Madrid, es un referente en comunicación en los sectores del turismo y la aviación. Uno de sus principales clientes es Emirates, la aerolínea de Dubái, reconocida por su servicio, red mundial y por ser la que opera la mayor flota de A380 del mundo. Sergat lleva 15 años gestionando su departamento de prensa en España, y este mes de mayo se está encargando también de la comunicación de una gira de reclutamiento para tripulantes que visitará Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga. Emirates busca nuevos TCP para sumar a sus 23.300 auxiliares de vuelo de 148 nacionalidades —el mismo número de ciudades a las que vuela con 259 aviones—, entre estos hay actualmente 550 españoles. Sergat ha sido clave para posicionar marcas como Play Airlines y Condor como nombres reconocidos en el mercado español, conectando a estas aerolíneas con el público en general y el talento de los profesionales.
2. Una escuela que prepara profesionales
En otro rincón de España, un proyecto nacido en Asturias impulsa también al sector desde la formación. En 1995, los hermanos Juan Carlos y Montserrat Peláez, relacionados históricamente con el mundo de la confección, pusieron rumbo a un sector muy diferente: fundaron Air Hostess en Oviedo y A Coruña, lejos de los grandes aeropuertos. Montse, antigua auxiliar de vuelo en la compañía charter Futura, quería formar TCP con rigor. Los años 90, con la liberalización aérea en Europa, fueron un momento de cambios en el sector y supieron aprovecharlos. Empezaron con solo siete alumnos, aunque su idea prosperó. Hoy, en su 30 aniversario, Air Hostess tiene ya 27 centros en España gracias a su sistema de franquicias y ha formado a miles de profesionales que trabajan en aerolíneas de medio planeta. La escuela cuenta con simuladores propios de cabinas de aviones, algunos de ellos son aparatos retirados, que permiten a los alumnos entrenar en entornos realistas. Muchos, recién formados, están ya listos para acudir a la gira de Emirates.
“A ver si escribes sobre nosotros en Forbes. Con estas dimensiones… creo que ya nos lo merecemos”, me dijo Juan Carlos entre risas en Oviedo. Pues aquí están: su red de formación, nacida en un lugar alejado del foco aeronáutico, es un ejemplo de emprendimiento que merecía llegar a estas páginas.

3. El evento de Air Hostess
Les iba a hablar de un evento. Ahí va: cada 24 meses, Air Hostess celebra su día grande: los Premios Internacionales de Aviación. El pasado 24 de abril, tuvo lugar su quinta edición en el Eurostars La Reconquista de Oviedo, un hotel que acoge la deliberación de jurado de los Premios Princesa de Asturias y el cóctel tras la entrega de premios en el Teatro Campoamor. Ese último jueves de abril, la gala aeronáutica reconoció entre otros a Isabel Maestre (primera directora de AESA. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea), al fabricante de simuladores Entrol, a Hora de Ayudar, la ONG formada íntegramente por controladores aéreos y a la aviadora y aventurera Mercè Martí. También premió a la aerolínea Level y a la organización de control aéreo Enaire por sus aportes en seguridad, tecnología y alcance global. Presentada por el mentalista ovetense Anthony Blake, padre de una auxiliar de vuelo, la gala destacó por su emotividad y relevancia.
En una década, este evento ha puesto a Oviedo en el mapa aeronáutico, con debates previos sobre salud mental de las tripulaciones, el peso de la uniformidad o la implementación de la inteligencia artificial en el sector, que resaltan el lado profesional de la jornada. He asistido a cuatro de sus cinco ediciones y he visto cómo en una década ha pasado de ser una idea ambiciosa a un evento que tiene peso real en el sector.
4. Una profesión que importa
El corazón de la historia que hoy les cuento son los tripulantes de cabina de pasajeros o TCP. Más allá de dar el servicio a bordo, la prioridad de estos profesionales es la seguridad del vuelo. En emergencias como el incendio del avión de JAL en Tokio (2024) o el célebre ‘milagro del Hudson’ (2009), su entrenamiento salvó vidas. En una evacuación, actúan con calma y precisión. Algunos TCP españoles ya han demostrado este valor en situaciones críticas, guiando a pasajeros con profesionalidad. Afortunadamente la mayoría no tendrán que pasar por ello durante su carrera, aunque todos y todas estarán listos si algo pasa. Air Hostess los forma con seriedad, aunque su trabajo a menudo pasa desapercibido hasta que surge una crisis. Es momento de valorarlos más.
5. Un legado sólido
Sergat y Air Hostess, junto a Emirates, representan facetas clave de la aviación: comunicación efectiva, formación sólida y alcance global. Desde Oviedo, los hermanos Peláez muestran que no hace falta un gran aeropuerto para construir algo relevante en aviación. Mientras Emirates busca talento español, muchos candidatos saldrán de estas escuelas, llevando su preparación a los cielos. Reconozcamos a estos profesionales, a los premiados que lo merecen e innovan y a los TCP, que garantizan nuestra seguridad y dan vida a la aviación.

