Opinión Javier Ortega Figueiral

Aerolíneas Argentinas: El ¿milagro? de Milei y la Sombra de Alitalia

Un Airbus A330 para vuelos de gran capacidad y largo radio. Aerolíneas tiene actualmente una decena con los que vuela a Europa y Estados Unidos. (Foto: P.Pigeyre)

Hace unos 18 meses, usando esta columna me preguntaba si la ‘motosierra’ de Javier Gerardo Milei, recién elegido presidente, cortaría de raíz a Aerolíneas Argentinas o la forzaría a volar más alto. La aerolínea de bandera, símbolo de la conectividad en un país donde las distancias desafían a carreteras y trenes, llevaba 15 años de pérdidas y más de ocho mil millones de dólares en subsidios desde su reestatización en 2008 por parte de Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner, que la salvó de la quiebra tras el vaciamiento del grupo Marsans.

La promesa de Milei de recortar el gasto público, con el run-run constante de privatización o transferencia de acciones a empleados, ponía en jaque su futuro. Hoy, un giro inesperado cambia la narrativa: Aerolíneas cerró 2024 con un superávit operativo de 20,2 millones de dólares, el primero desde 2008. Pero, mientras se celebra que la compañía tenga algo de beneficio tras años y años de pérdidas, un eco transatlántico resuena: el de Alitalia, la diva italiana que no logró despegar. ¿Es Aerolíneas un fénix renaciendo o una historia destinada a repetirse?

Un milagro en los cielos argentinos

Cuando Milei asumió la presidencia de la república en diciembre de 2023, Aerolíneas era un emblema nacional, aunque también un pozo financiero. Su historia es conocida: una privatización fallida entre 1990 y 2008, marcada por una cuestionable gestión española, llevó a su rescate estatal. Desde entonces, los subsidios sostuvieron rutas esenciales a zonas como la Patagonia o el norte, aunque también demostraron ineficiencias y politización. Con el nuevo ciclo político, el debate era si Milei, con su agenda libertaria, privatizaría la aerolínea o la dejaría languidecer.

Dieciocho meses después, los números hablan. Bajo la gestión de Fabián Lombardo, antiguo director comercial de la línea aérea, nombrado su presidente en diciembre de 2023, Aerolíneas optimizó rutas rentables, aumentó la ocupación de vuelos y modernizó su flota con aviones más eficientes de Airbus, Embraer y Boeing. El resultado: un superávit histórico y la promesa de no necesitar fondos estatales en 2025. La ‘motosierra’ de Milei, que presiona a las empresas públicas a ser viables, parece haber funcionado. Pero no todo es euforia. La amenaza de privatización sigue latente, y los sindicatos temen que rutas menos rentables, vitales para regiones remotas, sean sacrificadas. ¿Es este el comienzo de una Aerolíneas autosuficiente o es maquillaje financiero para venderla?

Foto de la presentación de la nueva uniformidad de personal de la compañía de bandera argentina a finales de 2023. (Foto: AA)

El Fantasma de Alitalia

Si esta saga me suena familiar, es porque tiene un paralelismo casi poético con Alitalia, la aerolínea que llevó el glamur italiano al mundo antes de estrellarse. Los argentinos, con su pasión ítalo-española, gesticulan y filosofan como si fueran italianos hablando en español, y Aerolíneas comparte el ADN de su prima transalpina. Alitalia, como Aerolíneas, fue un símbolo nacional que drenó más de 10 mil millones de euros en subsidios en sus últimas décadas. Sus intentos de privatización (Air France-KLM, Etihad) fracasaron, y la competencia de low-costs como Ryanair o EasyJet, junto con la politización y los sindicatos, la llevó a la quiebra en 2021. De sus cenizas nació ITA Airways, una versión más ligera, pero aún tambaleante, ahora en manos parciales de Lufthansa.

Aerolíneas y Alitalia fueron hermanas en la tormenta: víctimas de su peso simbólico, rescatadas por estados “que no podían dejarlas caer”, pero lastradas por ineficiencias. La diferencia es que, mientras Alitalia sucumbió, Aerolíneas muestra ahora signos de vida. El superávit de 2024 es un milagro, pero también una advertencia: la sostenibilidad requiere más que un año de números negros.

La aerolínea fundada por Juan Domingo Perón es un símbolo nacional y está a la altura de su célebre selección de futbol.

¿Despegar o Estrellarse?

Imaginemos un café porteño como el Federal, el Tortoni o el Martínez de la Avenida Cabildo, junto a Aeroparque, el aeropuerto urbano. En una mesa el debate está servido: ¿debe Aerolíneas seguir siendo un orgullo estatal, sostenida por la pasión argentina, o convertirse en un negocio puro, al estilo de Flybondi o JetSMART? Este superávit demuestra que una gestión eficiente puede hacer viable a una aerolínea estatal, pero la sombra de la privatización plantea riesgos. Alitalia nos enseña que cortar sin estrategia lleva al colapso; Argentina, con su obstinación ítalo-española, parece decidida a no repetir ese error.

Por ahora, Aerolíneas vuela con alas propias. La pregunta es si Milei, entre su motosierra y su visión anarco-liberal, le permitirá seguir siendo la bandera con alas que une un país o la convertirá en otra estrella fugaz.