Opinión Eugenio Mallol

Líneas de ‘alta tensión’ para datos que eviten el ‘otro’ apagón

La red eléctrica global se prepara para el estallido de las “fábricas de IA” con más de un millón de procesadores, según NVIDIA, pero para que el modelo sea sostenible hace falta una tecnología en la que España es potente, la fotónica.

“En cierta ocasión, dijiste que de las 20 millones de obleas que vende TSMC (Taiwan Semiconductors Manufacturing Company) en el mercado europeo sólo 400 llegan a España”, le comento a la expresidenta en Europa del gigante asiático y artífice principal de la apertura de su nueva planta en Dresde (Alemania), la valenciana María Marced. “No, 400 no”, me corrige, “200”. TSMC sólo tiene un cliente en España, la madrileña KDPOF, especializada en la venta de semiconductores para redes ópticas de comunicaciones y en el ensamblaje de chips para el automóvil.

Difícil hablar con voz propia en el negocio tecnológico que va a marcar la velocidad de la economía mundial a lo largo de las próximas décadas, especialmente después del estallido de la inteligencia artificial (IA) generativa. En el futuro, el almacenamiento de información en los centros de datos y las aplicaciones de gestión convencionales van a ser prácticamente una commodity, un producto básico, una materia prima.

Serán infraestructuras diseñadas para dejar correr las potentes aplicaciones de la IA, como valquirias enfebrecidas cabalgando a gritos sobre nuestras cabezas. “¡Hovotohó! ¡Heiaiá!” Hay que ofrecer las expectativas y los clientes de EEUU para que TSMC acepte proyectar seis plantas en Arizona, pese a que allí los costes multiplican por 2,4 los de Taiwán. Siempre y cuando Donald Trump no la líe, claro.

En estas estamos cuando NVIDIA celebra la GTC 2025, su conferencia global para desarrolladores, ingenieros e investigadores de IT. Y el fundador y CEO de la compañía, Jensen Huang, presenta los conmutadores (en el sector se habla más bien de switch) de red fotónica de silicio NVIDIA Spectrum-X y NVIDIA Quantum-X, que permiten conectar millones de chips GPU (los procesadores gráficos que utiliza la IA generativa) entre lo que denomina “fábricas de IA”, reduciendo drásticamente el consumo de energía y los costes operativos.

Para que visualicemos lo que significa esto, podemos utilizar la analogía de la red eléctrica, y con más razón después del apagón que ha sufrido España. Es como si quisiéramos iluminar el Santiago Bernabéu conectándolo al enchufe de casa. El problema es que la electrónica ya no da más de sí, no tiene capacidad para proporcionar el bando de ancha en transmisión de datos que va a requerir el mundo de la IA que viene. Necesitamos ‘líneas de alta tensión’ para la economía de los datos y eso requiere de unos switches, de unos conmutadores, de unas subestaciones siguiendo con la analogía, que no existen en la actualidad.

Hace falta una tecnología nueva. Una tecnología fotónica, capaz de transmitir esa información usando fotones (luz) en lugar de electrones y que lo haga, además, sin liberar en el proceso nada de energía, sin producir ese calor que hay que refrigerar en los centros de datos, el principal motivo de sus descomunales consumos de electricidad. Andan detrás de ella NVIDIA y los gigantes del cloud… Y resulta que la solución puede estar en España. Se lo comento a la secretaria general de Innovación del Ministerio, Teresa Riesgo, al terminar un evento de los centros tecnológicos de FEDIT en la sede del CDTI: “¿sabéis lo que puede hacer iPronics?”

Jensen Huang dice que los conmutadores fotónicos abren la puerta a las fábricas de IA de un millón de GPU. El ecosistema de fotónica de silicio de NVIDIA incluye a compañías como TSMC, Browave, Coherent, Corning Incorporated, Fabrinet, Foxconn, Lumentum, SENKO, SPIL, Sumitomo Electric Industries y TFC Communication. De las tecnologías de transceptores ópticos conectables se ocupan también empresas como Eoptolink e Innolight.

A toda innovación hay que hacerle siempre la misma pregunta: ¿qué necesidad cubre? Hace unos días, coincidiendo con la celebración de la Cumbre sobre el Futuro de la Seguridad en Energía, que ha reunido en Londres a lo más destacado del sector mundial y a los principales gobiernos, incluido el de España, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) hacía público el informe “Energía e IA”. Un centro de datos típico centrado en la IA consume tanta electricidad como 100.000 hogares, pero los centros de datos más grandes que se están construyendo actualmente consumen 20 veces más (la mitad que la ciudad de Madrid), y es sólo el principio.

Se prevé que el consumo eléctrico mundial de los centros de datos se duplique y alcance los 945 TWh en 2030, una cifra ligeramente superior al de Japón hoy, dice el informe de la AIE. La IA es el principal impulsor de este crecimiento, junto con la demanda de otros servicios digitales. A finales de la actual década, EEEUU destinará más electricidad a los centros de datos que a la producción de aluminio, acero, cemento, productos químicos y todos los demás bienes de alto consumo energético juntos. El consumo eléctrico global de los centros de datos podría alcanzar los 1.200 TWh en 2035.

Pude hablar con Michael Bradshaw, director de datos, aplicaciones e IA de Kyndryl, y gran responsable de su magnífica escisión de la rama principal de negocio de IBM, apenas un par de días después de la Cumbre de la IA que organizó Emmanuel Macron en París, y en la que había participado. Bradshaw tenía claro el gran ganador en Europa: Francia. ¿Por qué? Porque la energía nuclear y la IA van a ir de la mano en los países occidentales, y Alemania decidió abandonar ese camino.

La mitad del crecimiento global de la demanda de centros de datos se cubre con energías renovables, respaldadas por el almacenamiento y la red eléctrica en general. Se proyecta que la generación de energías renovables crezca en más de 450 TWh para satisfacer la demanda de los centros de datos hasta 2035, según la AIE. Pero el sector tecnológico también está contribuyendo al desarrollo de nuevas tecnologías nucleares y geotérmicas, especialmente en China, Japón y Estados Unidos. Los primeros reactores modulares pequeños entrarán en funcionamiento alrededor de 2030.

En fin, apasionante el momento y magnífica la posibilidad para España. No deja de ser maravilloso que buena parte de la solución para los problemas que va a generar la IA en el sector energético provengan precisamente de la propia IA. La detección de fallos basada en IA puede reducir la duración de las interrupciones del servicio entre un 30 y un 50%. Pero al cambio de paradigma viene de la mano de las ‘líneas de alta tensión’ para la transmisión de datos que trae la fotónica. En la eterna partida de póker por el progreso entre el software y el hardware, esta vez, a nuestro país le ha tocado un as.

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