El Marc Murtra político y el Marc Murtra de la excelencia académica, discípulo, entre otros, de Paul Krugman o del Paul Samuelson. La sombra que sobre él proyectan Pedro Sánchez, Zapatero, Javier de Paz o Manuel de la Rocha; y su luz como gestor competente, muy fino en las relaciones humanas, nada sectario. Su abrupta llegada a la presidencia de la compañía y su negativa a pagar un precio desorbitado por Prisa. Nada hay en España tan sistémico como Telefónica.
Nada nos incumbe y nos une tanto a todos. Marc Murtra tiene el talento, la personalidad y la experiencia para que prevalezca su calidad muy por encima de las exigencias comisarias que le han traído hasta aquí. Pese a la controversia que su aterrizaje ha suscitado, nadie ha alzado su voz contra él. Los reproches, que los ha habido, han sido para el presidente del Gobierno y otros actores políticos e institucionales, pero la figura de Murtra ha sido respetada por todos, lo que refleja que su habilidad social trasciende su militancia.
La revalorización de Indra bajo su mandato acredita su capacidad. Su experiencia en el ámbito del emprendimiento privado es siempre un valor en un mundo cambiante. Su ambición es conseguir que Telefónica no sólo sea un líder nacional sino también mundial. Ha sido valiente su primer paso de vender Hispam, el negocio de la compañía en Sudamérica que tanto lastraba la cuenta de resultados. Murtra ha dejado claro en sus cien primeros días como presidente que “nuestra prioridad será Europa, Europa y Europa”, tal como lo expresó en la reciente Junta General de Accionistas. De momento, el perfil de gestor audaz que tan buenos resultados le dio en Indra, tiene continuidad en Telefónica.
Marc Murtra es padre de tres hijos. En lo público, fue gerente de los servicios sociales del ayuntamiento de Barcelona, director de Ràdio Estel, gerente de Betevé, director general de Red.es y jefe de gabinete de Joan Clos como ministro de Industria: siempre bajo la influencia del Partido Socialista, desempeñó sus cargos con la lealtad debida pero también con un nivel de profesionalidad y acierto que le dieron un prestigio como persona eficaz e imaginativa poco habitual entre los orgánicos. En lo privado, empezó como ingeniero en la industria nuclear -British Nuclear Fuels, en el Reino Unido- y continuó como consultor de estrategia en Diamond Cluster, donde trabajó para grandes empresas tecnológicas. Tras su paso por el sector público, lideró el fondo Crea Inversión y posteriormente fue socio gerente en Closa Investment Bankers. Es patrono de la Fundación La Caixa, de Paradores de Turismo de España y del Instituto Nacional de Tecnologías de la Información. Es profesor adjunto de Economía y Empresa en la Universidad Pompeu Fabra y escribe una columna mensual en La Vanguardia.
Nadie duda de su inteligencia para mantener el equilibrio pero tampoco de que la relevancia de su presidencia pondrá especialmente a prueba todas y cada una de sus virtudes, del mismo modo y con la misma intensidad con que sus flaquezas serán tentadas. Entre el Marc Murtra militante y sentimental, proclive a ayudar a los que le han ayudado; y el Marc Murtra emprendedor, ejecutivo y orgulloso de su trayectoria y de su capacidad, no sólo está en juego la decantación de su consideración pública sino el vigor empresarial de España y su posición en la escena mundial.
