Opinión José María Piera

Pau Donés: un principio para un gran final

Pau Donés Jarabe de Palo
Pau Donés en concierto durante el Festival Mil·lenni celebrado en el Gran Teatre del Liceu el 20 de mayo de 2017. Foto: Xavi Torrent/Redferns/Getty Images.

Pocas muertes han despertado la corriente de tristeza y admiración colectiva que ha suscitado el fallecimiento de Pau Donés. Su final, aunque anunciado, nos ha conmovido a todos y Pau se ha ido mereciendo la unanimidad en el elogio. Indiscutiblemente, un gran final. Permítanme que les explique uno de los momentos claves de su vida, uno de los principios que condujeron a este final.

Todo empezó como empieza cualquier trabajo publicitario que consigue alcanzar la excelencia: con un muy buen cliente. Concretamente, con tres buenos clientes: Kim Faura, Italo Durazzo y Gonzalo Sánchez-Taiz, el tridente de lujo que allá por el año 1997 tomaba las decisiones de marketing de la marca Ducados. Ellos tuvieron la valentía y visión de apostar por una idea que a toro pasado puede parecer fácil de comprar pero que entonces suponía incurrir en bastantes riesgos: nada más y nada menos que montar y lanzar un sello discográfico. Con el argumento de que lo latino estaba emergiendo con muchísima fuerza, no nos costó demasiado convencerles de que podíamos subirnos a esa ola aprovechando el éxito de la música pop que se hacía aquí y en toda Latinoamérica. ¿Qué mejor manera para rejuvenecer y expresar el carácter de una marca muy española que estaba envejeciendo mal y reconectarla con la sociedad? Los clientes se sumaron con entusiasmo a la idea. Ese fue el origen del sello Duca2 Music. Y la razón por la que el primer CD que sacamos al mercado se tituló Carácter Latino, frase que de ahí en adelante definiría y acompañaría a la marca.

Teníamos idea. Teníamos eslogan. Teníamos logotipo para el sello discográfico. Teníamos incluso el repertorio para el CD que fue seleccionado por los amigos de Warner Music con la inestimable ayuda de Alejo Stivel. Faltaba tan sólo un pequeño detalle: el single con el que lanzaríamos el sello al mercado.

En ese momento, el azar hizo que un fin de semana coincidiera con Pau en el Valle de Arán, justo cuando él iba a actuar con su banda en un pequeño garito llamado Era Crin. No sé si fueron los gin-tonics o si la culpa la tuvo el buen rollito que se generó ahí, pero al acabar la actuación de Jarabe de Palo tenía clarísimo que había encontrado el single que andaba buscando. Me senté con Pau y le expliqué lo que tenía en la cabeza: “De la mano de la gente de Ducados, montaremos un sello discográfico, lanzaremos un CD titulado Carácter Latino y tu tema, La Flaca, será el single. Prepárate para que sea la canción del verano porque rodaremos un anuncio que te aseguro estará muy bien y tendremos un buen presupuesto para producirlo y darle difusión. Lo emitiremos las suficientes veces como para que lo vea toda España y además lo apoyaremos con una fuerte campaña en radio. Todos saldremos ganando. Tú y tu tema seréis famosos y nosotros triunfaremos contigo.”

Pese a sus orígenes como publicitario y pese a que me conocía desde hace tiempo, Pau no quiso acabar de creerse del todo el cuento de la lechera que le explicaba un eufórico publicitario que se había tomado, como mínimo, un par de copas. “Yo de ti me fío, tronco; tu hermana es como una hermana para mí y contigo iría al fin del mundo. Pero esto que me estás explicando me supera. Mejor habla con mi agente y con la gente de Virgin” fue la respuesta de Pau. “Por cierto, yo de ti me pensaría lo de la canción, La Flaca está bien, pero creo que os funcionaría mejor El Lado Oscuro; me parece un tema mucho más adecuado a eso del Carácter Latino que me has contado”, añadió.

Al cabo de poco tiempo, un soleado día de junio, Pau y su banda se subieron a una azotea de Nueva York. El realizador Joan Lluis Arruga supo rodar las imágenes que necesitábamos y el resto del equipo, encabezado por gente tan brillante como Carlos Holemans como redactor o Ramón Roda en la dirección de arte, hicieron su trabajo. Teníamos spot. Y, desde el primer pase que se emitió (en aquellos momentos la televisión era un cañón con aún mayor potencia y alcance que hoy), toda España se puso a cantar y a bailar la bonita historia de esa tremendísima mulata, por cuyos besos – aunque sólo uno fuera – Pau lo hubiera dado todo.

El resto es Historia. A raíz del éxito de La Flaca, pese a no gozar de la bendición y complicidad de la inmensa mayoría de los críticos musicales, Pau fue poco a poco conquistando los corazones de millones de personas. Con sus canciones. Pero también con su enorme vitalidad, positivismo y cercanía. Porque Pau, sin duda alguna, ha sido uno de los mayores fabricantes de buena onda que cualquiera de nosotros haya podido conocer. Y así siguió cuando le diagnosticaron hace cuatro años el cáncer que finalmente se lo ha llevado por delante. De hecho, ahí emergió el mejor Pau, el que no sólo disfrutaba de la vida como pocos y nos ponía bailar a todos; descubrimos al Pau que nos iba a dar toda una lección de vida. El más admirable. Ese Pau solidario y ejemplar al que hoy todo un país llora y rinde homenaje. El que empleaba sus últimos gramos de energía para subirse hace pocos días a otra azotea para agradecer a su hija y a la vida lo mucho que le han dado. Derrochando como siempre muy buen rollo. Y regalándonos una nueva canción.

En nombre de millones y millones de personas, muchísimas gracias, amigo. Por habernos dado tanto. Hasta el último segundo.

José María Piera

José María Piera es publicista, Chief Executive Officer en + Wunderman Thompson Spain.

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