Opinión Vera Bercovitz

¿Es usted Doris Brynner?

Doris Brynner, exmodelo y directora de Dior Maison, falleció a los 93 años, dejando una entrevista frustrada que nunca pude realizar.

Doris Brynner junto a su marido, el actor Yul Brynner, fotografiados en Londres durante la première de 'Cleopatra', en agosto de 1963 (Foto de Evening Standard/Getty Images).

Doris Brynner falleció a principios de febrero a los 93 años en Suiza. Leer la noticia me impactó. Pasé años queriendo entrevistarla, sin éxito. Fue una modelo cotizada en los años 50 y estuvo siete años casada con el actor ruso Yul Brynner, la calva más famosa de Hollywood. Desde 1997 trabajó como directora de Dior Maison, el departamento de regalos y muebles para el hogar de la casa de moda francesa.

La primera vez que me crucé con su nombre yo trabajaba en Vanity Fair y ella cumplía con todos los requisitos que para mí debe tener un buen personaje: era una mujer mayor (sin duda, las más interesantes), y su historia reunía a todos los grandes nombres del siglo pasado.

Estrellas de Hollywood, nombres de la moda, grandes familias europeas… Doris se trataba con todos: Karl Lagerfeld, Oscar de la Renta, Pierre Bergé, Pierre Cardin, Elizabeth Taylor, Frank Sinatra, Audrey Hepburn, Alain Delon, los Radziwill, los Agnelli, el Aga Khan. 

En los años 50 llegó a Francia desde Chile, el país donde se crió. Trabajó  con Pierre Cardin y se encargó de las relaciones especiales con los clientes de la alta costura en Valentino. Hasta que recaló en Dior.

Curiosamente, no existía (o yo no era capaz de encontrarla) ninguna entrevista en profundidad contando su historia. Su vida, más allá de algunas pinceladas, era un auténtico  misterio. Recuerdo que un día, en noviembre de 2015, decidí ponerme en serio a buscar una dirección, un mail o un teléfono donde poder contactarla. Mis compañeros se unieron entusiasmados a la búsqueda de alguna pista. Peinamos internet. ¡Mira qué guapa en esta foto! ¡Era amiga del Sah de Persia! ¡Parece que vive en París y trabaja en Dior Maison! ¡Aquí hay una dirección de correo electrónico!

Mandé un mail con poca fe a una dirección genérica pidiendo un contacto más directo donde poder hacerle llegar una propuesta seria y salí corriendo del trabajo. Esa noche la revista celebraba la fiesta del Personaje del Año, un evento en el que se premiaba la trayectoria de una personalidad. Aquel año el elegido fue Plácido Domingo. 

Llegué al evento con mis mejores galas y empecé a mezclarme entre los invitados. Aristócratas, actores, jueces, empresarios, socialites y celebrities, charlaban, reían, se abrazaban y brindaban. Me refugié del barullo en una esquina mientras observaba absorta la llegada de los nuevos invitados. Entonces la vi llegar. Era una mujer menuda, de frente despejada y una media melena rubia semi recogida. Llevaba un Dior de dos piezas azul profundo. Su porte, elegante y distante, resultaba impecable. Incrédula, fui directa hacia ella, la cogí del brazo y le pregunté perpleja: «¿Es usted Doris Brynner?». 

Me costó salir de mi asombro. Doris era íntima amiga de Plácido Domingo y formaba parte de su comitiva. Le pedí un contacto directo, que me facilitó con pocas ganas. De nada me sirvió. Cada vez que la escribía me contestaba con todo tipo de excusas.

El tiempo borró mis ganas y casi su recuerdo. Hasta que a finales del pasado enero conocí a Renée Domingo, una interiorista mexicana recién instalada en Madrid y que forma parte de nuestra lista Las 50 latinas a seguir en 2025. Cuando descubrí que era la nuera de Plácido Domingo a punto estuve de preguntarle por Doris. ¿Seguía viva? ¿Podría conectarme con ella? Me contuve. Solo tres días después me enteré de su muerte en Suiza. Buen viaje Doris, mi gran entrevista frustrada.

*Carta de Vera Bercovitz, Head of Content de Forbes Women.

Artículos relacionados