Opinión Salvador Sostres

One Dilemma. Segunda parte

En la segunda parte van a intentar consolidarse como marca estableciendo tres líneas de negocio.

Es mejor que un articulista no tenga preferencias pero he de reconocer que es mi caso con Paula Corchado, Loreto Normand y Martina Capel. Con One Dilemma, con sus vaqueros customizados, sus más de 15.000 vaqueros vendidos en el último trimestre de de 2024 y el millón de euros de facturación llegaron también en este periodo. Satisfechas por lo logrado decidieron pensar en el segundo movimiento y estas fueron sus reflexiones empresariales a sus 21 años de edad, cuando yo es cierto que ya escribía en La Vanguardia pero empresarialmente hablando no sabía ni abrocharme los cordones de los zapatos.

En el resumen de lo logrado, además de las explosivas cifras anteriormente mencionadas, está el hecho de que más que como marca han triunfado con un solo producto: los vaqueros customizados, y que con ellos han crecido al mismo ritmo que otras marcas que necesitan para ello sacar un producto nuevo cada mes.

Sólo con “publicidad orgánica” -la que ellas mismas han generado en las redes sociales, sin pagar nada ni a nadie- han conseguido un éxito español pero también internacional, llegando a países como Chile o Argentina y a ciudades como Miami. No está mal teniendo de competidoras a marcas que sacan cinco colecciones al año.

En la segunda parte van a intentar consolidarse como marca estableciendo tres líneas de negocio.

La primera, novedosa cuanto a procedimiento y objetivo, consistirá en dirigirse a un público más mayor, treintañeras y probablemente también las madres de las que hasta ahora han sido sus principales clientas, y que no tienen tiempo para estar siempre pendientes de sus lanzamientos (drops) de los domingos a las 21:00. Para ellas (y para todas, claro) habrá una colección estable que se podrá adquirir todos los días a cualquier hora, como en una tienda virtual convencional.

La segunda línea es la que más tendrá que ver con la original, pero con vértigo añadido. Serán drops limitados, colecciones efímeras que durarán lo que duren las existencias y que no podrán volver a comprarse una vez se agoten, salvo quizá alguna pieza que se convierta en clásica por su alta preferencia entre las clientas. Cada una de estas colecciones “cápsula” estará basada en un Estado de los Estados Unidos, el primero será Texas. ¿Cuál coincidirá con la Navidad? El que yo les sugerí es el que ya habían decidido ellas.

La tercera línea consistirá en productos cross selling, o aspiracionales, tales como fundas o llaveros para aquellas que tal vez no puedan permitirse unos tejanos pero quieran exhibir su adscripción a la marca a través de un producto más asequible.

“Hemos fallado mil veces antes de conseguir esto. Sabemos lo que hay por lo que hemos aprendido que no hay”, dicen. “Tratamos de equivocarnos lo menos posible pero no tenemos miedo de equivocarnos y de hecho cuando más hemos aprendido es cuando más nos hemos equivocado”.

También llama la atención que del secretismo industrial -la fórmula de la Coca-Cola- hemos pasado a un mundo de conocimiento compartido. “No hay secretos, hablamos con todos y con todos establecemos una red intangible pero infinita. Puede ser que estés hablando, y no lo sepas aún, con tu socio del mañana”. Para Paula, Martina y Loreto, que Zara o Brownie les hayan fusilado el producto tiene algo de inquietud pero mucho de logro, de reconocimiento.

La reivindicación del esfuerzo y la lucha es la suya. “Empezamos con 150 euros. Hay que bregar mucho. Antes de obtener ayuda hay que merecerla. Hay que esforzarse mucho para que te vaya bien. Invirtiendo 150 euros ganamos 200 y otra vez lo invertimos todo en material. En todo este tiempo no nos hemos llevado nada más que disciplina y horas”.

Dicen también, para sorpresa de muchos: “Empezar sin dinero es lo mejor porque lo normal es que te vaya mal y genera más angustia saber que tienes tanto dinero por devolver. Y además, cuando te entra mucho dinero de golpe, y un dinero que no te has tenido que ganar, distorsiona la dimensión de lo que vale cada euro. Hay que estar preparado para tener dinero”.

Con lo aprendido, con lo batallado, con lo conseguido, tres chicas de 21 años que han dedicado su breve edad adulta a trabajar y a dar la cara por el orgullo de su éxito y la educación de sus familias, entran de pleno derecho en el mundo de la moda con su hipótesis validada, su negocio floreciente y los pies en el suelo de las que saben lo mucho que cuesta dar cada paso.

Seguro que ellas, dentro de un tiempo, podrán comprarse un piso donde quieran.

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