En las ocho semanas que llevamos vividas de 2025, se han producido 26 incidentes y accidentes de aviación en todo el mundo… y el mundo es muy grande. De estos 26, una decena han sido fatales. Esto es, que por lo menos una persona ha fallecido en relación con ese accidente. Dentro del grupo de percances fatales ha ocurrido una coincidencia: entre el 29 de enero y el seis de febrero, esto es, en menos de 10 días, tres de estos accidentes con victimas han sucedido en territorio estadounidense: el primero, en Washington, el segundo en Filadelfia y el tercero en Nome, Alaska, con un total de 84 fallecidos.
Cualquier accidente que conlleve la muerte de alguien no es bueno. La repentina desaparición de una persona puede ser devastadora para su entorno y encontrar la muerte en algo que es ya tan habitual como viajar de un lugar a otro por vía aérea es algo inesperado. La aviación comercial no tiene visos de aventura ni riesgo. Eso es bueno.
Escribo esto porque tras el tercer accidente norteamericano, el de Alaska, noté que existía cierta necesidad de saber si todo iba bien en el sector. Y es que cuando algo pasa en Estados Unidos, todo parece magnificarse… y sería bueno tener una perspectiva más objetiva sobre este sector.
El medio más seguro
Por más que tres aviones y un helicóptero hayan caído con consecuencias fatales en menos de diez días, la aviación comercial sigue siendo estadísticamente el medio de transporte más seguro. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) preparó un informe en 2022 que dejó clara una cosa: la probabilidad de sufrir un accidente fatal en un vuelo comercial es extremadamente baja. Aquel año hubo solo cinco accidentes mortales en todo el mundo. ¿Y saben cuántos vuelos hubo? Pues más de 32 millones. Dicho de otro modo, la tasa de accidentes fatales fue de 0.11 por millón de vuelos. Esto quiere decir que la seguridad en la aviación se mantiene en niveles históricamente bajos.
Esto no es por casualidad, sino por algo muy importante: al mismo tiempo que se crece en número de vuelos y de usuarios, también se crece en seguridad, pues además de los entrenamientos y cursos que reciben todas las personas que trabajan en el sector, de cualquier mínimo accidente o incidente hay investigaciones posteriores que buscan las causas, las corrigen y luego se emiten normas o recomendaciones para evitarlas en el futuro.
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En cada paso adelante que da la industria aeronáutica, se mejora en el diseño de aviones, en la gestión de la seguridad (poco tiene que ver la aviación de los años 80 con la actual) y la tecnología. Un avión de ultima generación está equipados con sistemas de prevención de colisiones, alertas de terreno, y pilotos automáticos avanzados. Con eso se está reduciendo enormemente la posibilidad de errores humanos y la toma de decisiones es aun más segura. Por otro lado, la aviación es uno de los sectores más regulados y que tienen las normas mas estandarizadas o normalizadas internacionalmente, por más que, por ejemplo, volar en Estados Unidos y Europa sea algo diferente en procedimientos. Para los aviadores y controladores norteamericanos, nuestro continente es muy conservador en procedimientos. En todo caso, en aviación hay algo que es capital: la cultura de la seguridad. Esta es siempre prioritaria y la tendencia es siempre hacia la mejora. Esto es evidente en el entrenamiento de pilotos, tripulantes y técnicos de mantenimiento. Desde que empieza su vida profesional, saben que su formación va a ser rigurosa y constante de cara a que, incluso en situaciones inesperadas, están preparados para actuar de manera segura. De ahí las simulaciones de emergencias los reciclajes periódicos y una machacona cultura de seguridad en sus trabajos.
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La atención mediática
Hace unos días, casualidades de la vida, caí en la web de ‘El tiempo’, el veterano periódico colombiano que en su momento estuvo participado por el Grupo Planeta. Me impresionó un dato: 6.000 personas fallecen al año, como promedio en accidentes de tráfico. ¡seis mil! y solo en Colombia. He cogido la calculadora: 14,6 personas al día fallecen en carreteras y calles colombianas. ¿Lo sabían? Sin embargo, un accidente aéreo en Filipinas, Siberia, Sudán del Sur o Alaska acaban siendo noticia en casi todo el mundo. La aviación, probablemente por su seguridad, sigue recibiendo mucha más atención mediática cuando algo falla. Y esto es lo que les quería contar esta semana: confíen en la aviación comercial sigue. Por más que a veces perciban o crean lo contrario, sigue siendo el transporte más seguro y continúa mejorando gracias a la investigación, la tecnología, y la regulación. La seguridad de los pasajeros (y los tripulantes que les cuidan) está por encima de todo.
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Por cierto, si aun así volar les impone o da miedo, me permito recomendarles ponerse en manos de personas que les pueden hacer cambiar esta perspectiva. Los comandantes Lourdes Carmona y Alfonso de Bertodano, el equipo especializado en perder el miedo a volar de Binter Canarias o la coach y piloto acrobática Silvia Carré pueden ayudarle a vencer estos miedos.
Porque los miedos están ahí para superarlos.