El año ha arrancado con una euforia inversora en inteligencia artificial nunca vista, que tiene en vilo a los mercados. Después de la irrupción por sorpresa en enero de la empresa china DeepSeek, cuyo modelo eficiente de IA alcanzó los 20 millones de usuarios activos diarios a los 20 días de su lanzamiento, desafiando a la plataforma dominante ChatGPT de OpenAI (124 millones de UAD), ‘los siete magníficos’ de Silicon Valley —Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla— contraatacaron, anunciando inversiones totales por valor de 325.000 millones de dólares en IA en 2025, casi un 30% más de lo invertido en 2024. Días antes, Donald Trump había inaugurado su presidencia presumiendo de una inversión de 500.000 millones de dólares en un mega proyecto de infraestructura para IA conocido como Stargate, financiado por OpenAI, Softbank y Oracle entre otros, con el cual EEUU pretende asegurarse la supremacía en la carrera por el liderazgo de una tecnología que promete transformarlo todo. Incluso Europa, que parecía más preocupada por regular la IA que por invertir en su expansión, sorprendió al mundo la semana pasada con su ‘plan Marshall’ de 300.000 millones de euros para reducir la brecha en IA con EEUU y China: 200.000 millones aprobados por la EU que se suman a los 109.000 millones comprometidos por el presidente francés Emmanuel Macron, que consiguió reunir en Paris a importantes figuras de la élite política y tecnológica en una cumbre mundial sobre IA y defendió su proyecto de inversión en infraestructura y centros de datos como “el Stargate de Francia”.
¿Cuál será el impacto de esta lluvia de millones? ¿Conseguiremos acelerar el desarrollo de una IA general“que beneficie a toda la humanidad”, como promete Sam Altman de OpenAI? ¿O por el contrario, “veremos un enorme aumento de la productividad que generará mucho más dinero para las grandes empresas,” como afirmó recientemente el británico Geoffrey Hinton, Nobel de Física y uno de los pioneros de la revolución de la IA? El foco principal de las grandes tecnológicas estará este año en conseguir una mayor implementación de aplicaciones de IA generativa y agentes de IA; el de las empresas, en conseguir que esta tecnología se traduzca en un ahorro de costes. “La IA generativa está muy bien y ha generado un enorme valor en bolsa a un puñado de compañías de las que todo el mundo habla, pero su valor para la humanidad aún está por verse,” comentaba la siempre aguda Parmy Olson, periodista especializada en tecnología y autora de ‘Supremacy’, uno de los mejores libros sobre la carrera de la IA, premiado con el ‘Business Book of the Year Award’ 2024 de Financial Times.
Más allá de la IA generativa aplicada a la gestión más eficiente de tareas, ¿cuáles son algunos de los proyectos más innovadores de IA que se están fraguando y que pueden tener un impacto gamechanger para la humanidad?
Tres sectores y nueve jugadores a los que seguir la pista:
Salud
Existen centenares de start-ups y compañías dedicadas a temas de IA aplicada a la salud, pero uno de los nichos más innovadores es la biología digital y el desarrollo de nuevos medicamentos con la ayuda de la IA, como Alphafold, desarrollado por la británica DeepMind (Google); la farmacéutica china Xtalpi, respaldada por Softbank y Tencent, y Manas AI, el nuevo proyecto del co-fundador de Linkedin Reid Hoffman y el prestigioso investigador oncológico Siddhartha Mukherjee.
Agricultura
Incrementar la producción para alimentar a un número creciente de habitantes del planeta, reducir el consumo de agua y combatir los efectos negativos sobre el medio ambiente de las prácticas agrícolas tradicionales con la ayuda de la IA es el hilo conductor de los proyectos más gamechanger en este campo. Destaca Heritable Agriculture, un proyecto nacido dentro del laboratorio X, The Moonshot Factory de Google; la fundación Bill & Melinda Gates que anunció en COP28 una inversión de 200 millones de dólares en Emiratos Arabes Unidos y AgFunder, una de las venture capital más potentes especializadas en la llamada agricultura de precisión.
Cambio climático
La IA se está convirtiendo en un aliado indispensable para los pioneros del clean tech. Desde predecir cambios climáticos y catástrofes meteorológicas o prevenir la deforestación a herramientas para acelerar la descarbonización y plataformas para combatir la pérdida de biodiversidad. Los casos de uso son infinitos y los proyectos de clean tech atrajeron 32.000 millones de dólares de inversión en 2023, según VTC. Breakthrough Energy Ventures, respaldado por Bill Gates, es uno de los fondos de referencia; y entre las 20 start-ups que pueden revolucionar la sostenibilidad hay varias europeas, como la alemana Klima y la sueca Polaris, según un informe de la plataforma especializada Visible.
Lo que realmente supondría una revolución, es que los gigantes tecnológicos de Silicon Valley encontraran una forma más eficiente de operar sus modelos de IA porque el consumo exorbitante de electricidad y agua que requieren no supone precisamente un beneficio para la humanidad.
La irrupción por sorpresa de DeepSeek nos ha dejado una lección importante: realmente no sabemos casi nada de lo que está ocurriendo en las tripas del mundo de la IA. Sólo una cosa es cierta: hay que estar atentos, porque seguirán apareciendo nuevos proyectos innovadores gamechanger y casi todo es posible.
