Opinión Marina Specht

Gamechangers | La apuesta más ambiciosa de Verónica Pascual

¿Qué es el éxito? ¿Y cómo se consigue ser, a la vez, empresaria, emprendedora, mentora, inversora, consejera y filántropa, cambiando las reglas del juego a cada paso? Teniendo “la inquietud de buscar el cambio y la transformación constante,” y a su vez “los pies en la tierra para entender qué cosas puedes cambiar y qué cosas no”. Así define Verónica Pascual su perfil como gamechanger. El relato de su trayectoria es un viaje apasionante que compartió conmigo una mañana fría de enero, mientras nos tomábamos un café en el recién estrenado Forbes House, en el centro de Madrid.

Ingeniera aeronáutica, MBA y con diversos estudios de posgrado en Insead, Stanford y Harvard Business School, esta burgalesa internacional que habla cinco idiomas, reconoce que los auténticos gamechangers fueron sus padres; la educaron con “una mirada global y transgresora,” le enseñaron el valor del emprendimiento y el respeto por diferentes culturas, y fomentaron su amor por la tecnología desde niña.

A los 24 años cambió Paris por Madrigalejo del Monte y se hizo cargo de la empresa familiar, ASTI. Poco después decidió comprarla, “para tener la libertad de hacer lo que yo quería, que era transformarla,” de una pequeña empresa española de proyectos de artesanía tecnológica a un grupo líder a nivel mundial en robótica móvil, “sin poner en riesgo el patrimonio de mis padres y dispuesta a jugarme el mío”. Una apuesta valiente que salió bien y acabó con la integración de ASTI Mobile Robotics en ABB.

En 2023 Pascual dejó su posición como CEO del Grupo ASTI y desde entonces está volcada de lleno en un reto aún más ambicioso, si cabe, que el de reinventar la empresa familiar: desarrollar la vocación científica entre los, y especialmente las jóvenes de nuestro país, una asignatura pendiente y crítica para España en un entorno de transformación digital acelerada. A pesar de los múltiples programas y campañas de comunicación de gobiernos e instituciones públicas y privadas dedicados a fomentar al amor por la ciencia y las matemáticas durante la última década, hoy sólo el 18% de los titulados en España lo son en grados STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), frente al 25% de media europea, más del 30% en Alemania y más del 40% en los países más pujantes en el desarrollo de nuevas tecnologías. En el caso de las mujeres, la brecha es alarmante: sólo el 1% de las alumnas de ESO se plantea estudiar un grado relacionado con las tecnologías y sólo el 5% una ingeniería, según datos del I Observatorio Mujer y STEM: qué piensan las jóvenes españolas, publicado recientemente por la Fundación ASTI, creada en 2017.

¿Cuál es la fórmula gamechanger de Pascual para reducir la brecha de género en las carreras STEM a través de los programas de la Fundación? “En primer lugar hay que entender las causas” por las cuales España está a la cola de la OECD en cuanto al número de mujeres que estudian carreras de ciencias. Según el estudio, la falta de orientación académica e información en el colegio, la mala didáctica de las matemáticas, la carencia de referentes femeninos cercanos en profesiones tecnológicas y la falta de conocimiento sobre el impacto de la tecnología en el mundo empresarial son los principales motivos. Luego están las barreras psicológicas. “La mujer lleva intrínseco un nivel de autoexigencia que hace que, a igualdad competencial con el niño, ellas creen que pueden hacer un determinado número de cosas y ellos creen que pueden hacer todo,” afirma Pascual. “Tenemos que trabajar con estas niñas en desarrollar su confianza, y en que ellas eliminen sus propias barreras”.

Los programas de la Fundación ASTI, como STEM Talent Girl, se diferencian de otros programas existentes en cuanto a su perseverancia longitudinal, explica Pascual, “porque las niñas empiezan en 1º de secundaria y les acompañamos hasta que salen de la Universidad”. STEM Talent Girl cumple este año su novena edición y ha formado ya a más de 7.000 alumnas de toda España. Los resultados no se han hecho esperar: dentro del universo de las niñas participantes se ha multiplicado por cinco el número de ellas que quieren ser ingenieras.

¿Su siguiente reto? Pascual, que ostenta además la presidencia de la asociación Endeavor Spain (“el paradigma del gamechanging”) y es consejera independiente de Telefónica, Gam-Solutions y Viscofán, siempre ha pensado en grande. Sueña con llegar al medio millón de jóvenes entre los 9 y 18 años, un 10% de la población de ese rango de edad, con los programas de su Fundación en los próximos años, además de llevar estos programas a otros países, y así conseguir “un impacto significativo” en el mapa del talento STEM español. “Eso sería gamechanger para el futuro del país”. Para transformar el modelo educativo español se requiere un modelo de colaboración público-privada, afirma tajante. “Con la evolución tecnológica y la transformación del mundo tan veloz que estamos viviendo no podemos pretender que el sistema educativo evolucione por sí sólo a la velocidad que el mundo requiere, eso sería wishful thinking”.