Supongo que sería en un taxi con la cabeza apoyada en la ventanilla, o sobre la motocicleta, arrugado por el traqueteo del motor; quizá navegando frente a Tagomago, paseando por el parque del Retiro o en la duermevela. Eso sí, sé que fue en solitario. “Estaría bien montar un club de Forbes donde hiciésemos la marca realidad”. Fue algo así de simple. Perogrullo habría descartado la idea de haberlo pensado.
Tiré de Google y no encontré nada. No me podía creer que con 108 años de historia, con ediciones en 45 países, Forbes no hubiese abierto ningún club. Pensé que Google se había quedado viejo. Peter [Hung] me dio cita en Davos. Aún recuerdo que iba en traje y mocasines, en medio de la nieve, y pensé que se iba a dar un buen resbalón. Desayunamos juntos. Al acabar caminábamos agarrados del brazo como los abuelos. Peter es el presidente de Forbes. Primero me dio la luz ámbar, seis meses después, la cambió a verde. Let´s go.
Hace un mes, tras la inauguración, frente a unos huevos con salchichas y ketchup me dijo: “La idea siempre estuvo ahí pero tú la has hecho realidad. Enhorabuena Andrés, son las personas las que hacen que cambie todo”.
No queríamos que se llamase club, aunque aún se nos escapa. Queremos que sea una casa, Forbes House, porque lo que hemos abierto es un hogar. Si eres socio, ya lo has visto; si entre tus sueños está hacerte, búscanos; y si vienes como invitada, eres bienvenida. Para cuidarte encontrarás brasileños, portugueses, argentinos, paraguayos, guatemaltecos, salvadoreños, marroquíes, italianos, bangladesíes, pakistanís, ecuatorianos, peruanos, alemanes, colombianos, mejicanos, venezolanos, bolivianos, dominicanos, puertorriqueños, franceses y españoles, claro. La ONU y Forbes House se parecen un poco.
Aquella mañana nos reunimos todo el equipo. Aún no estábamos abiertos. “Esta casa está embrujada. Aquí van a pasar cosas increíbles”, les dije. “Este tío debe estar majareta”, debieron pensar. Ya está pasando, en Forbes House nada es lo que parece, todo puede llegar a ocurrir. Ya sabes que no es personal, son sólo negocios. Nuestras puertas están abiertas. Bienvenidos a vuestra casa.