Opinión Salvador Sostres

Un 10 para Janina

Janina es una tienda de lencería fina en la calle Pau Casals de Barcelona. Las fantasías de muchos se realizan con las prendas de Janina, siempre de las mejores marcas. Esto es lo primero que hay que agradecerle. La calidad, la sutileza, la imaginación que se desborda y al final es lo que queda en el recuerdo más allá de la carne que quiere carne.

Pero en estas fechas señaladas tenemos también que agradecer a Janina la delicadeza y el respeto. Podría haber jugado a la provocación en su escaparate, a la exhibición legítima de su producto, las bragas rojas por Fin de Año, etcétera. Y en lugar de esta apuesta, barata, pero no del todo descabellada tratándose de una tienda de lencería, ha dedicado su escaparate a un bonito Belén con su musgo, sus pastores y por supuesto su Nacimiento.

Es conmovedor que precisamente la tienda más “pecaminosa” del barrio haya sido la que mayor piedad haya mostrado, recordándonos que el sentido de la Navidad es algo más que vender y comprar. Un 10 por Janina, un 10 por su sensibilidad y por su delicadeza. Ser vulgar no cuesta ningún esfuerzo. Dedicar tu escaparate a Jesús entre sedas y picardías requiere una altura moral y una grandeza de la que por desgracia pocos disponen.

Volverán los días laborales y hombres y mujeres buscarán en Janina su tibia manera de evadirse del frío del invierno. Sátiros de estrellas bajas, como ayer, como mañana, como siempre. Es así como funciona el mundo y es muy mediocre la gente sin secretos. Pero la devoción que Janina ha mostrado con su Belén en el escaparate permanecerá en paralelo como un trazo de esperanza. Es intención procaz -Mari Pau Domínguez lo escribe- lo que me asalta esta noche, sin saber en dónde estabas ni poderlo imaginar. Y sí, es lo que tantas prendas de Janina habrán provocado. Entre el musgo y la estrella, que por lo menos su Belén nos muestre el camino de vuelta a casa.