Jorge Figueras, Nobu Barcelona. Manager en el restaurante. Dile a Jorge lo que quieres y se acaban tus problemas. Es mejor no tener problemas pero es importante que los restaurantes entiendan que se tienen que hacer cargo de ellos. Jorge es un manager moderno y carga con ellos. Conocemos las normas, sabemos entender lo que significa que esta noche no quedan mesas. Hemos leído todos el mismo manual y espero que no sea desvelar ningún secreto decir que no nos interesa. Necesitamos algo más. Los lectores necesitan algo más en cada artículo y es mi deber darlo.
Ese algo más a veces imperceptible y que sólo notan unos cuantos. ese algo más que hace que la vida se deslice con menos resistencia. Ese algo más que a veces no es por añadidura y consiste en no hacer nada. Ese algo más vaporoso, esquivo, que si lo buscas con ansia resultas molesto y haces el ridículo; ahí es donde Jorge marca la diferencia.
Estuvo en Nobu Doha, en Nobu Londres y ahora en Barcelona, llegas y te mira y, según lo que le dices, ves en su mirada cómo recalcula la ruta con tus explicaciones. Yo soy un cliente fácil o procuro serlo. Tengo mis cosas pero no son un antes y un después. Lo que me interesa no son tanto mis cuidados como la idea a la que los grandes restaurantes tienen que responder. Espero que tampoco sea desvelar ningún secreto decir que no vamos a Nobu a comer. Vamos y comemos. Y en Nobu se come muy bien, pero vamos a Nobu a estar en Nobu, a vivir en Nobu unas horas. Para comer podríamos ir a cualquier parte e incluso no ir a ninguna parte y quedarnos en casa. Vamos a Nobu porque es Nobu, porque queremos ver cómo Nobu se despliega. Puedo decir sin miedo a equivocarme que la mayoría de veces que voy a Nobu no como nada o como muy poco, pero es infinito el gusto de estar allí.
Ver trabajar a los cocineros, a los camareros, a los chefs y a los managers. Ver a los demás clientes, cómo se comportan y cómo son tratados. Ver cómo me tratan, cuál es la reacción a una petición inusual. Yo no sé si Jorge es consciente de su talento especial para ese “algo más” que como el talento es una gracia. No sería la primera vez que un genio no se da cuenta de que lo es hasta que alguien se lo dice.
Quedarse en casa es deprimente. Cenar en un restaurante civiliza y es meter en la jaula a las bestias. Uno que se hace cargo de ti, de lo intangible, de lo que no pesa, de lo que en apariencia es insignificante pero configura tu humor y tu modo de estar en el mundo y con los demás, da al corazón un ensanchamiento que no se puede pagar en especias ni con dinero.
Jorge Figueras Maillarbaux es la caricia sobre lo que quisimos que nos entendieran y casi nunca lo conseguimos. Y en este casi está él, driblando lo imposible en cada intento.