Si nos queda un aprendizaje de 2024, es que (casi) todo es posible y hasta lo más inverosímil puede ocurrir. Cuanto más data tenemos a nuestra disposición, menor parece ser nuestra inteligencia predictiva. Todo es posible en 2025, pero habrá tendencias pasajeras y otras que son “gamechangers” porque transforman la forma en que vivimos, trabajamos, nos relacionamos y consumimos.
Consumidores post-inflación
Si bien la inflación en 2025 será más baja que en años anteriores, hemos adquirido una mentalidad más reflexiva y exigente, que irá a más. Buscamos los mejores precios en todo, excepto en la categoría restaurantes en España, según datos de MasterCard, y exigimos una clara aportación de valor que justifique el precio, incluso en los productos de lujo, además de una experiencia de compra omnicanal sin fisuras. El 57% de los consumidores investigó online antes de hacer una compra en 2024 y sólo el 18% hizo compras por impulso (Euromonitor).
Dos tercios de los consumidores jóvenes tienen asumido que comprar una vivienda será “complicado o imposible”, y quizá por ello han apostado por el carpe diem. Ahorrar para hoy, en lugar de mañana, vivir experiencias que te motiven (como viajar), darse pequeños caprichos que te hagan feliz y buscar un equilibrio entre trabajo y tiempo libre son las prioridades de la generación Z para 2025, según diversos estudios.
Para las marcas, encontrar ese equilibrio entre precio y valor es hoy más crítico que nunca, y personalizar la experiencia para cada uno de tus potenciales compradores, un must.
¿El fin de las generaciones?
La generación Alpha (nacidos entre 2010 y 2025) será la mayor del planeta: 2.000 millones de personas en 2025. Hiper sofisticados en lo digital y exigentes en sus preferencias de marca. “El 95% de sus padres aprenden sobre nuevas marcas a través de ellos y el 49% se deja influir por ellos en sus decisiones de compra,” según DKC. En el otro extremo tenemos la oportunidad de negocio que supone la “economía silver”: 1 de cada 4 personas en España será mayor de 60 en 2030 (INE) y su poder adquisitivo es significativamente mayor que el de los menores de 30 años, que suponen el 50% de la población mundial. Una oportunidad que pocas marcas han sabido abordar de forma exitosa, de momento.
Pero ¿hasta qué punto es relevante la edad cuando las actitudes y comportamientos son cada vez menos predecibles y más fluidos entre las diferentes generaciones? Según un estudio de IKEA, el 21% de las personas se identifican con gente de valores afines a ellos, y sólo el 11% con personas de su misma edad. Para las marcas, el reto es pensar menos en generaciones y más en comunidades de personas afines con las que poder conectar de forma auténtica y diferenciadora.
Eco-lógicos
Por mucho que la reelección de Donald Trump suponga una amenaza para los esfuerzos globales en sostenibilidad, el impacto del cambio climático se ha colado de forma rotunda en nuestro día a día, y esto, lamentablemente, no tendrá vuelta atrás. Según Euromonitor, cerca del 60% de los consumidores están preocupados por el cambio climático y el 63% ha intentado generar un impacto positivo en el medio ambiente en 2024 a través de sus compras. El freno a una mayor inversión en productos y servicios sostenibles sigue siendo el precio, pero se observa un comportamiento más racional y pragmático del consumidor, que busca vivir según criterios sostenibles, a su manera. Para las marcas, el reto está en ofrecer soluciones y servicios circulares; no basta con hacer “storytelling” verde. Un buen ejemplo son las plataformas “pre-owned” de moda y también de muebles y productos del hogar, un negocio que se estima alcanzará los 100.000 millones de dólares en 2026 (Statista).
IA: la hora de la verdad
Más de 1 trillón de dólares invertidos en data centers para inteligencia artificial. El porcentaje de las grandes compañías estadounidenses que invierten más de 10M$ en IA subirá al 30% en 2025, casi el doble del año anterior (16%), según The Economist. Una apuesta económica de este calibre requerirá que se pueda ver un retorno medible, tanto a nivel de adopción de la tecnología como a nivel de productividad. Sin embargo, la verdadera oportunidad de generar ventaja competitiva a través de la IA no es hacer las cosas que ya hacemos más rápido, sino hacer cosas nuevas e inimaginables hasta hace poco; usar la IA para impactar el negocio y la experiencia de cliente. 2025 puede ser el año donde empecemos a ver más casos de uso de IA avanzada.
Para la industria creativa, la incorporación de la IA generativa es imparable. En un mundo donde cada contenido ha sido tocado y recomendado por poderosos algoritmos, el reto para las marcas es hacer que el algoritmo funcione a su favor, no en su contra. El futuro del marketing será una alianza entre marcas, creadores y plataformas, sin olvidar que el foco debe estar en las personas, y no en la tecnología.
En un mundo en constante cambio, anticiparse y adaptarse a estas tendencias gamechangers no es solo una ventaja, sino un imperativo para las marcas que aspiran a liderar, transformar, enamorar y crecer en 2025 y más allá.