Hay frases que representan a toda una generación. Entiendo que tengamos encontrar conceptos en inglés para definirnos, así damos un tinte global a todo, pero hay eventos, palabras o grupos que retratarían aún mejor, incluso acotándola más, a nuestra generación. La mía, que es la de los ‘millennial’ tardíos, podría definirse de mil maneras, como ‘Generación Linkin Park’, por ejemplo. Un subgrupo que sabe que un árbitro llamado Al-Ghandour la lió en el España Corea del Sur o que el perro de Punky Brewster se llama Brandon. Y una generación que llama a esa sensación de estar imparable “tener la flechita para arriba”.
Esa frase me traslada al salón de mi casa, donde mi hermano Álvaro y yo nos metíamos algunas ‘viciadas’ tremendas al Pro Evolution Soccer. Horas y horas de encuentros extraños, como un demasiado repetido Roma-Manchester en el que casi siempre solía ganar yo. Recuerdo que, antes de repetir compulsivamente el partido, pasábamos por las alineaciones y veíamos cómo estaban de ánimo los jugadores. Si cualquiera tenía una flecha roja para arriba, daba igual que se llamase Zotti en vez de Totti, que salía al campo y parecía Diego Armando Maradona. Por el contrario, sí tenía la flecha para abajo, cualquier delantero se asemejaba a Gonzalo Higuaín un martes.
“Tener la flecha para arriba” se utiliza hoy, al menos mi generación Avril Lavigne lo hace, en conceptos que trascienden lo meramente deportivo. Estar realmente inspirado en una reunión, encadenar varios proyectos exitosos de forma consecutiva, estar con las pilas cargadas y con una clarividencia espectacular, es “estar con la flecha para arriba”. Qué maravilla de sensación es sentir que todo te sale, que estás imparable, que le pegas al balón desde el centro del campo y te entra un proyectazo por la escuadra. Esos días en los que te preguntas qué has desayunado para estar así de fuerte son impagables.
Y quizá más determinantes de lo que creemos. A veces pienso que nuestras trayectorias se componen de una media que viene definida por una base, cuando la flecha está en su nivel habitual, que es la mayoría de las veces, pero que son los fogonazos, los chispazos que se producen cuando estamos con la flecha para arriba los que marcan la diferencia, los momentos que recordarás de tu carrera. Por eso es tan importante que, cuando tu estado anímico marque al Norte, te pille trabajando. Así regatearás y marcarás muchos goles, tantos como los que le metía yo a mi hermano.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.