Opinión Eugenio Mallol

Hora del contraataque de la banca a las Fintech

La bajada de tipos de interés coincide con los precios de la vivienda más altos de la historia, el viento de cola para las fintech cambiará de dirección si resurgen las hipotecas, la innovación finalmente se centrará en los pagos.

El sector inmobiliario llega a un punto de inflexión clave y con él la apasionante disputa que se viene viviendo, desde hace más de una década, entre la banca y el sector fintech. El Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal bajan los tipos de interés, esa es la noticia. Pero la oferta disponible de vivienda es tan baja que España tiene el metro cuadrado más caro de la historia, por encima de la burbuja inmobiliaria de 2007. 

Es un escenario aparentemente ideal para la contraofensiva de la banca tradicional. Un contexto muy distinto al de 2016, cuando el BCE tenía los tipos al 0%, pero el precio de la vivienda estaba en mínimos. También diverge desde el punto de vista tecnológico. La banca ha incorporado herramientas digitales, sabe de inteligencia artificial, big data, conoce al cliente y su histórico y ha aprendido a colaborar con startups, a seguir su ritmo. 

En una reunión reciente del sector TIC español, la presidenta del Santander, Ana Botín, proclama que “seremos tan buenos como la conexión que consigamos con el móvil con nuestros clientes. Tenemos acuerdos con Amazon, Apple, Google y estamos dispuestos a colaborar con quien nos ayude a conseguir ese objetivo”. Y reivindica acceso a los datos de otros sectores: “están abiertos por parte de los bancos, pero no al revés”. El contraataque.

He revisado las estadísticas de concesión de hipotecas de la última década del INE. En agosto 2013, la banca tradicional tocó suelo, apenas dio 14.576, cuatro veces más que “otras entidades”. En enero de 2020, llegó a su máximo desde 2007, 50.998 hipotecas, diez veces por encima de esas “otras entidades”, entre las que ya habría que incluir a las fintech. En mayo 2024, las hipotecas de la banca seguían multiplicando por 10 al resto de operadores. 

¿Qué sucederá cuando se reactive el mercado hipotecario? ¿Se mantendrá esa diferencia? Si las fintech no aguantan el tirón, el sector bancario tradicional se encontrará en una situación favorable y con armas digitales en la mano. Interesante. Hay partido, desde luego. El INE espera que hasta 2028 se creen 330.000 nuevos hogares al año. 

La idea de que la principal diferencia entre las fintech y los bancos es que estos últimos se centran en la gestión de riesgos y aquellas en la experiencia del cliente, puede darse por finiquitada. 

Bancos como Goldman Sachs y Bank of America han lanzado sus propias plataformas digitales, Marcus y Goldman 360 el primero y Erica el segundo, para competir directamente con las startup de tecnología financiera. Marcus ha atraído más de 100.000 millones de dólares en depósitos desde su lanzamiento en 2016. 

Desde la creación de Bizum, en noviembre de 2016, con el respaldo del Banco de España, el 53% de todas las transferencias procesadas en nuestro país son inmediatas, mientras que la media en Europa está en torno al 15%. No busques entre sus accionistas a emprendedores en patinete, los principales dueños de Bizum son CaixaBank (24%), Banco Santander (20,91%),​ BBVA (18,23%) y Banco Sabadell (11,82%). 

Una encuesta conducida por East & Partners ha revelado que tres de cada cuatro bancos tradicionales planeaban aumentar sus alianzas con empresas fintech en los próximos dos años años. 

Es oportunista, lo admito, mencionar que la creación de nuevos unicornios fintech se ha desacelerado drásticamente: solo surgieron dos en el segundo trimestre de 2024 en comparación con los 49 del segundo trimestre de 2021, lo que refleja un cambio de filosofía en el mercado.

Suena contradictorio que el FMI titulara un estudio reciente “¿Se están comiendo las fintech el almuerzo de la banca?”. La realidad es que las plataformas fintech procesan un 20% más rápido las solicitudes de préstamos hipotecarios de EEUU y el crédito fintech ha alcanzado importancia macroeconómica en países como China, Corea, Malasia y Kenia, donde copa el 5% de los préstamos totales, según Bank for International Settlements. 

Pero las fintech están menos protegidas en el arenoso negocio inmobiliario, son más vulnerables a la morosidad, a los impagos. El neobanco británico Monzo duplicó sus ingresos después de triplicar su cartera de préstamos aprovechando los ingresos de su agresiva oferta de depósitos en tiempos de altas tasas de interés. Pero tuvo que aprovisionar tanto capital para cubrir el riesgo de impagados que sus beneficios se diluyeron. La caída de los tipos de interés eliminará ese viento de cola para las fintechs. 

“La forma en que los neobancos lograrán el éxito a largo plazo dependerá de que los clientes sientan que se trata de una entidad bancaria, en lugar de solo una transacción”, dice Philip Benton, de Omdia. Paradójicamente, con el tiempo, esto podría significar su transformación en un banco de servicios completos.

La clave del futuro puede estar en el dato que aparece en un estudio de JP Morgan. Entre 2017 y 2024, más de 2.000 empresas obtuvieron una autorización de Institución de Pagos (IP) o Institución de Dinero Electrónico (EMI) en el Reino Unido o la UE. Los solicitantes no eran sólo actores puramente fintech, sino también compañías cuyo producto principal no es financiero. 

“Vale la pena considerar si todas las empresas en un futuro no muy lejano habrán creado su propia fintech”, dice el informe. Porque el verdadero motor de cambio se encuentra en la transformación de los pagos. Se han convertido en una parte clave de la estrategia de una empresa, tanto en su relación con los consumidores (B2C) como con otras compañías (B2B). 

El simple acto de pagar está siendo sustituido por métodos alternativos que van desde las billeteras virtuales a servicios financieros integrados. Cuidar la experiencia del cliente se ha vuelto una cuestión cada vez más crítica y muchas empresas se están planteando controlar el proceso de extremo a extremo, pidiendo una licencia de pagos si es preciso.

Emergen incluso tendencias para obtener más rentabilidad con el “dinero de terceros” (three party money, 3PM), es decir, gestionar el efectivo que no pertenece a la propia empresa y al que se tiene acceso como responsable de billeteras o mercados online. 

El contraataque de la banca tradicional a las fintech probablemente se quede en un reconocimiento de la necesidad mutua, de que la tarta se ha hecho más grande y hay porción para todos, si cada cual sabe encontrar su silla en la mesa. Pero la vivienda y su paraíso perdido de las hipotecas, llega para dar un vuelco a la situación.