Albrecht Beck es uno de los grandes especialistas mundiales en la gestión de desastres naturales y humanitarios. Cada vez más habituales, por desgracia. En 2015, en el Himalaya, junto a un grupo de colegas reunidos para afrontar las consecuencias del terremoto del Nepal, decidió crear Prepared International. Su objetivo es evitar que el caos por falta de anticipación agrave el impacto de un desastre. En este tiempo, se ha afianzado como una figura clave para la ONU y la OTAN, entre otras.
Conversar con él permite contemplar la innovación desde una perspectiva completamente distinta a la que estamos habituados. Me dice Beck, por ejemplo, que la tecnología es “un punto de encuentro, de acuerdo” en zonas de conflicto, como la de Gaza, en la que tanto trabajo viene realizando. Aconseja también a los innovadores “pisar el terreno”, para hacer cosas realmente útiles y no ese tipo de objetos “que no usamos por si se rompen”.
Es todo un sector en sí mismo, y en clara senda ascendente, el de las tecnologías para zonas de catástrofe o de conflicto, como se pudo ver en la reciente edición de la Disasters Expo de Frankfurt, de la que Beck fue uno de los ponentes principales. El Banco Central Europeo ha cifrado en más de 77.000 millones de dólares las pérdidas financieras en el continente en 2023 a causa de los desastres y advierte de lo que llama brecha de las aseguradoras, que ni siquiera alcanzan el 5% de cobertura en algunos Estados.
En el lado empresarial, muchos están viendo la oportunidad de convertirse en líderes globales asumiendo algo más de riesgo. Luna Innovations Incorporated, especializada en fibra óptica y cotizada en el NASDAQ, ha adquirido recientemente Silixa, cuyas soluciones permiten medir temperatura y acústica incluso en entornos hostiles, y LIOS Sensing, una división de NKT Photonics (que también cotiza en NASDAQ), que usa la fibra óptica para monitorizar cables eléctricos, oleoductos, carreteras o ferrocarriles.
Katadyn se ha convertido en un gigante en el área de nutrición autosuficiente y suministro de agua potable a base de comprar marcas altamente especializadas como Trek’n Eat, AlpineAire Foods, Optimus o Pharmavoyage. Comercializa Aquifer 4000, un sistema de desalinización diseñado para producir 16 metros cúbicos al día. En ese mismo sector, ReadyWise ofrece una amplia gama de productos alimenticios con una vida útil de hasta 25 años.
Podría decirse que en la gestión de desastres confluyen todas las tecnologías de vanguardia de la revolución digital. Desde los sistemas autónomos de Shark Robotics a los drones híbridos-eléctricos UAS X8 de Xer Technologies, capaces de detectar fugas de gas de largo alcance. También están las envolturas retráctiles de Dr. Shrink, los sistemas de protección balística de la finlandesa Kenno Tech fabricados con acero Balpro e incluso los inodoros sin agua ni desagüe de la sueca Separett.
Es fundamental conocer ese ecosistema de innovadores que están ahí cuando las cosas se ponen difíciles. El modelo meteorológico numérico de alta resolución de Meteomatics EURO1k cubre Europa y partes del norte de África con una resolución de un kilómetro. La sueca Satcube ha diseñado un sistema de comunicaciones por satélite increíblemente fácil de instalar. Y los packs eléctricos de Betteries se nutren de baterías recicladas.
Quizás la propuesta con más rostro humano sea la de Trace the Face, una herramienta online para revincular familias que perdieron contacto o que se vieron separadas en algún tramo de sus rutas migratorias. Gestionada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), es una galería fotográfica virtual con imágenes de las personas que piden ayuda para encontrar a sus familiares.
Llamativamente, Albrecht Beck ve la cuestión de la identidad digital, que podría vincularse a esta clase de iniciativas y que tratan de impulsar organizaciones internacionales y corporaciones tecnológicas, como una moneda con dos caras. “Siempre existe el peligro del uso indebido de esos datos y, por buenas razones, muchos migrantes son reacios a compartir sus identidades en el camino”.
Pero si algún sector alcanza especial relevancia en estas situaciones límite es el de la logística y las cadenas de suministro. Ahí brillan compañías de transporte como Evolution Time Critical, de almacenamiento (en su caso de cadáveres) como Nutwell Logistics, de logística a gran escala como Yes Logistics y, en particular, el gigante DHL, que impulsa desde hace dos décadas la iniciativa GoHelp, a cuyo frente se sitúa Mayyada Ansari.
Cada informe sobre el impacto del cambio climático carga de razones a quienes están apostando por las tecnologías de gestión de desastres. ¿Hay disasterswashing, una vertiente de lo que podría ser un socialwashing más amplio? Albrecht Beck cree que sí, “pero ¿qué hacer concretamente al respecto?”, me dice. Tiene toda la razón.
El Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaban de publicar el informe sobre el Estado del Clima en Europa en 2023. Fue el año más cálido registrado, pero las precipitaciones aumentaron un 7% y un tercio de la red fluvial europea registró caudales superiores al umbral de inundación «alto». Hay que estar siempre alerta.
Vivimos un momento interesante en el ámbito de la innovación tecnológica. Después de oleadas de hypes como el metaverso, el ARNm y hasta la carne cultivada, los inversores están volviendo a los fundamentales. Ya no se conforman con las centelleantes expectativas y buscan propuestas que realmente cubran una necesidad. La gestión de desastres, ya sean de origen natural o, lamentablemente, humano, es una de las más básicas.