Opinión Paloma Cremades

El lujo de un helado artesano frente al Mediterráneo

Cremades se reinventa en el paseo malagueño de Pedregalejo.

No estamos en una joyería, pero lo parece. Las perlas, los brillantes, el oro, los zafiros, las esmeraldas… se han transformado en sabores de helados que superan cualquier expectativa. En el mostrador, detrás de la gran vitrina, las cubetas que conservan el helado con frío seco, logrando una textura perfecta, contienen las cremas de turrón, chocolate, vainilla, pistacho, leche merengada, kínder, fresa, avellana… y así hasta 33 sabores desde los más tradicionales a los más novedosos. No están expuestos a la vista del cliente, pero los amables dependientes no dudarán en ofrecer una degustación ante la más mínima duda de quienes deben elegir entre tanta variedad y tanta calidad.

Lo que sí está a la vista de los visitantes y transeúntes es el espacioso obrador, donde se puede observar todo el proceso de elaboración de cada uno de los productos que se ofrecen en esta casa del lujo helado. Quienes se asomen por el lado frontal del paseo marítimo o por el magnífico ventanal trasero podrán ser testigos de cómo el maestro o la maestra heladera prepara la base de leche, huevos, nata y azúcar. Podrán ver después cómo esa base se pasteuriza, subiéndola a 85 grados y bajándola a 4 grados, con un movimiento constante para que quede homogeneizada. Y finalmente observarán como la base se traslada a la máquina mantecadora, donde se le añaden los distintos sabores naturales que harán posible la última fase del milagro: el helado listo para paladear.

Sus propietarios son los hermanos Juan Luis y Paloma Cremades, tercera generación de una familia de tradición heladera que proviene del levante español. Conocen muy bien el valor del producto que elaboran y también el placer que produce en quienes, desde hace más de 50 años, permanecen fieles no solo a una marca heladera, sino a una forma de entender la vida a través del disfrute de estas joyas de diversos sabores. Por eso, como ya hizo su padre, Luis Cremades, en los años setenta del siglo XX en el popular barrio malagueño de El Molinillo, han querido apostar por una idea esencial de su negocio: un producto de 10 se merece un establecimiento de 10.

Las caras de asombro y las expresiones de satisfacción fueron unánimes en el acto de reinauguración que se celebró el pasado 19 de marzo, justo 40 años después de la apertura original de esta sede de Helados Cremades. Quienes allí estuvieron, incluido el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, no solo pudieron saborear unos helados que muchos ya conocían, sino que entraron en una nueva dimensión de la hostelería heladera, en un maravilloso ecosistema de joyas heladas artesanas que son un verdadero lujo para los sentidos.

*Paloma Cremades es propietaria de Helados Cremades.